¿Por qué el otoño de 2023 está siendo tan borrascoso?
El inicio del otoño de 2023 se está caracterizando por el paso sucesivo de borrascas y temporales atlánticos, mientras que las DANAs y temporales de levante no han existido con las lógicas consecuencias en la distribución de las precipitaciones y los impactos en la sequía ¿Cuáles son las razones de estos patrones atmosféricos?
El causante último de la sucesión de borrascas y temporales atlánticos sobre España, en particular, y sobre Europa Occidental, en general, hay que buscarlo a 9-12 km de altura donde está el elemento rector que condiciona el tiempo en superficie: la corriente en chorro polar, que en muchas ocasiones tiene reflejos en niveles inferiores.
Desde agosto de 2023, se ha observado una corriente en chorro polar inusualmente fuerte y orientada hacia Europa desde América del Norte. Desde mediados de octubre se ha desplazado más al sur de lo habitual en esta época del año y ha afectado a amplias zonas de España
¿Qué es la corriente en chorro polar?
La corriente en chorro polar es una banda de vientos muy fuertes en la alta troposfera que puede extenderse a través del Atlántico y provocar que las borrascas atlánticas afecten a Europa Occidental y más allá.
Desde mediados de octubre de 2023, la corriente en chorro polar se ha desplazado más al sur y eso significa que las borrascas son más cálidas y transportan más humedad y energía, lo que hace más probable una rápida intensificación en un Atlántico con aguas más cálidas y que puede suministrar más vapor de agua. Por otra parte, dichas borrascas puedan interaccionar con estructuras subtropicales generando ríos atmosféricos de humedad proclives a dejar más precipitaciones de lo normal.
La fuerza y la posición de la corriente en chorro están relacionadas con la diferencia de temperatura entre el aire polar frío y el aire subtropical más cálido. La corriente en chorro es más fuerte cuando esta diferencia de temperaturas de sur a norte es mayor.
El límite entre las masas de aire polares y tropicales está más al sur de lo normal para esta época del año debido a temperaturas anormalmente cálidas de la superficie del mar en el Atlántico occidental, junto con condiciones y entradas anormalmente frías en el sureste de Estados Unidos. Esto ha provocado sucesivas borrascas en el norte y occidente de Europa.
Este chorro polar ha sido eminentemente zonal, lo que "no ha provocado aislamientos de DANAs" o vaguadas frías sobre el Mediterráneo, propensas a desarrollar episodios de lluvias abundantes y torrenciales en el levante español. Por el contrario, las condiciones secas y cálidas han predominado en el este peninsular por los vientos de poniente.
Las consecuencias han sido claras para España, particularmente para la Península y Baleares, con varias borrascas de alto impacto y con nombre: Aline (17), Bernard (20) y Celine(27) en octubre; Ciarán (1) y Domingos (2) para inicios de noviembre. Algunas de ellas han experimentado procesos de ciclogénesis explosiva cerca de la Península, como fue el caso de Ciarán.
¿Está el fenómeno de El Niño detrás de ello?
Algunos expertos apuntan que la fuerza y posición inusuales de la corriente en chorro es probablemente el resultado de la fase positiva de la oscilación sur de El Niño, un ciclo natural en el clima de la Tierra que eleva las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico occidental.
El Niño también contribuyó a la temporada invernal 2013/14 extremadamente húmeda y ventosa en el Reino Unido y, a menudo , provoca temperaturas extremadamente bajas en América del Norte y condiciones ventosas y húmedas en Europa. Y todo ello con Atlántico cuyas aguas permanecen aún más cálida de lo normal, llevando así varios meses.
¿Las borrascas y el cambio climático?
Como ya se indicó en otra entrada de este blog, a diferencia de la evolución de las olas de calor, no existe un consenso científico claro sobre el efecto del cambio climático en la evolución de la frecuencia o la intensidad de las borrascas. Las proyecciones sólo coinciden en un empeoramiento del riesgo de borrascas en el norte de Europa en la segunda mitad del siglo XXI (ficha regional del IPCC Europa).
Las borrascas invernales que azotan el norte de Europa provocarán lluvias más intensas en el futuro debido al cambio climático, ya que el aire más cálido retiene más humedad.
Los científicos no están tan seguros de cómo se diferenciará el viento en futuras borrascas, ya que los procesos relevantes, como los que provocan cambios en la corriente en chorro, son más complicados.