Los núcleos de hielo revelan múltiples erupciones volcánicas sin precedentes en miles de años durante el siglo XIII

En el hielo profundo hielo de la Antártida se encuentran congelados marcadores químicos que, cuando son estudiados por los científicos, pueden ayudar a revelar un registro histórico de los principales eventos climáticos.

Las erupciones volcánicas dejen registros en los hielos de la Antártida.

El primer autor del estudio citado es Jihong Cole-Dai es profesor de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Dakota del Sur. Ha realizado numerosos viajes tanto al Polo Norte como al Polo Sur para recuperar núcleos de hielo (cilindros de hielo que se extraen de las profundidades de los glaciares y las capas de hielo). Cuando se estudian, los núcleos de hielo pueden revelar evidencia de eventos climáticos importantes como erupciones volcánicas , tormentas de polvo y patrones de viento.

Esta evidencia permite a científicos, como Cole-Dai, reconstruir la historia climática del mundo.

"Esa historia es clave para entender los cambios climáticos presentes y futuros", afirmó Cole-Dai.

El siglo XIII: muy activo desde el punto de vista volcánico

Recientemente, Cole-Dai y sus colegas publicaron un artículo en Atmosphere que reveló que en el siglo XIII hubo cinco erupciones volcánicas importantes sin precedentes.

"El número de erupciones volcánicas de gran magnitud en el siglo XIII (1201-1300 d. C.) fue mayor que en cualquier otro siglo de los últimos miles de años", afirmó Cole-Dai. "El elevado número hace que este siglo sea muy importante y susceptible a la influencia volcánica en las variaciones climáticas del último milenio".

Al comparar los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida, Cole-Dai y su equipo de investigación pudieron discernir que los eventos volcánicos fueron erupciones importantes. Dado que las señales químicas de las erupciones se encontraron tanto en los núcleos de hielo de Groenlandia como en los de la Antártida, es probable que todas las erupciones ocurrieran en los trópicos.

"Las señales bipolares de estos eventos volcánicos indican que los volcanes en erupción estaban ubicados en latitudes bajas cerca del ecuador", explicó Cole-Dai.

Los científicos saben que las grandes erupciones volcánicas expulsan grandes cantidades de gases al aire. Los aerosoles de sulfato de los gases alteran las propiedades de la atmósfera. Aunque son invisibles para el ojo humano, los aerosoles volcánicos crean un velo en la atmósfera que bloquea parte de la radiación solar entrante.

Esto altera el delicado equilibrio entre la energía solar entrante y el calor saliente, y actúa para enfriar efectivamente la Tierra durante algunos años.

"Las erupciones volcánicas son una de las principales causas de las variaciones naturales del clima", afirmó Cole-Dai. "La conexión entre los volcanes y el clima es un aspecto importante del sistema climático global".

Por ejemplo, la erupción del monte Pinatubo en Filipinas en 1991 tuvo un efecto de enfriamiento de dos años en el clima mundial. La Tierra sufrió una reducción del 10% en la luz solar y una disminución de la temperatura media global de 0,7 °F. Los científicos también creen que la erupción jugó un papel en la "Tormenta del Siglo" de 1993.

Las grandes erupciones volcánicas, como las descritas anteriormente, suelen tener un efecto de dos o tres años sobre el clima de la Tierra. Pero, ¿qué sucede con el clima cuando se producen erupciones importantes repetidas en un período de tiempo relativamente corto? Cole-Dai cree que los mecanismos de retroalimentación del sistema climático tienen un efecto acumulativo que puede cambiar el nivel de referencia del clima, con consecuencias a largo plazo.

Las cinco erupciones que ocurrieron en un lapso de aproximadamente 55 años en el siglo XIII pueden haber ayudado a desencadenar lo que se conoce como la "Pequeña Edad de Hielo", un período frío que duró desde aproximadamente el año 1300 d.C. hasta el año 1850.

"El efecto acumulativo y positivo de la retroalimentación sobre el clima puede ser más severo cuando las erupciones ocurren con un intervalo de una o dos décadas", dijo Cole-Dai. "No se ha visto una frecuencia y un ritmo semejantes de grandes erupciones volcánicas en otros siglos del último milenio".

Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que la actividad volcánica puede haber jugado algún papel en la Pequeña Edad de Hielo, pero el estudio de Cole-Dai, que proporciona evidencia inequívoca de que el siglo anterior a la Pequeña Edad de Hielo tuvo cinco grandes erupciones volcánicas, apoya la hipótesis de que la Pequeña Edad de Hielo fue causada por estas erupciones volcánicas.

De las cinco erupciones principales, solo una ha sido identificada positivamente: la erupción del volcán Monte Samalas cerca de la actual isla de Lombok, Indonesia, en 1257 d. C. El trabajo pionero de un grupo de científicos franceses en 2013 pudo hacer la identificación mediante el estudio de núcleos de hielo, ceniza volcánica, datos estratigráficos, edad de radiocarbono de materiales cerca del volcán e información en crónicas medievales.

Se cree que la erupción del Monte Samalas es posiblemente la más grande y explosiva de los últimos 7.000 años.

Su impacto en el clima mundial fue inmenso. Las crónicas medievales del hemisferio norte registraron un "año medieval sin verano" en el año 1258 d. C. Las crónicas detallaron un verano frío con lluvias incesantes, inundaciones y malas cosechas. Se confirmó que el Monte Samalas, un volcán que entró en erupción al otro lado del globo, fue la fuente del velo volcánico observado en esa época.

Se desconoce el origen de las otras cuatro erupciones. Cole-Dai señala que será valioso determinar la ubicación e identidad de esos volcanes en futuras investigaciones.

Referencia

Jihong Cole-Dai et al, Five Large 13th Century C.E. Volcanic Eruptions Recorded in Antarctica Ice Cores, Atmosphere (2024). DOI: 10.3390/atmos15060661
https://www.mdpi.com/2073-4433/15/6/661

Esta entrada se publicó en Noticias en 01 Mar 2025 por Francisco Martín León