Los microplásticos en los océanos
Los pequeños trozos de plástico que se tiran al mar pueden llegar a lugares inesperados
Investigaciones anteriores encuentran que la mayoría de los plásticos terminan en los giros oceánicos subtropicales que giran en torno a las latitudes medias de los océanos Atlántico y Pacífico.
Estas corrientes giratorias rodean grandes áreas a veces llamadas "parches de basura" porque son el destino de tanta basura flotante persistente.
Un nuevo estudio de modelado en la revista de investigación geofísica de AGU: Oceans encuentra que hay más microplásticos que pueden llegar a las aguas árticas de lo que se pensaba.
El nuevo estudio examinó lo que los oceanógrafos saben acerca de las corrientes oceánicas para preguntar qué tipos de corriente son más influyentes en la forma en que se desplazan los microplásticos.
Generalmente definidos los microplásticos como elementos de plástico de menos de 5 milímetros, estos restos duraderos, no biodegradables, van desde el tamaño de las perlas de poliestireno hasta las nanopartículas microscópicas lo suficientemente pequeñas como para pasar a través de las membranas celulares. Pueden persistir en aguas superficiales durante años.
Los microplásticos no son saludables para que los animales los ingieran, causando daños físicos y metabólicos a la vida marina, desde el diminuto plancton hasta las ballenas. Los microplásticos también pueden propagar contaminantes químicos y organismos vivos transportados en sus superficies.
Las nuevas simulaciones de plásticos de la escala del milímetro al metro muestran que las corrientes de superficie impulsadas por el viento llamadas corrientes de Ekman determinan principalmente el destino de los microplásticos en los giros subtropicales.
Hacia los Polos
Pero la nueva investigación también encuentra que las olas del océano empujan los microplásticos hacia los Polos. La nueva investigación muestra que la deriva de Stokes, un elemento de la teoría de la dinámica de fluidos que describe la influencia de las olas, puede haber llevado a una subestimación de la contaminación microplástica en el Ártico en estudios anteriores. La deriva de Stokes no siempre se incluye en los modelos oceánicos y actualmente no se observa desde los satélites.
Por Liza Lester