El Mar Muerto se está muriendo bajo un “desastre ecológico” sin precedentes de difícil solución
Este extraordinario oasis desértico en el punto más bajo de la Tierra se encuentra en ruinas junto a un mar cada vez más pequeño, cuyas aguas altamente saladas están retrocediendo rápidamente debido al uso industrial y al cambio climático, que está acelerando su evaporación natural.
El Mar Muerto, un lago salado situado en el punto más bajo de la Tierra (430,5 metros bajo el nivel del mar), limita con Jordania, Israel y Cisjordania. Su principal afluente es el río Jordán.
El alto contenido de sal hace que el lago no tenga vida y sólo sobrevivan unos pocos microorganismos, como algas y bacterias halófilas. El tiempo recomendado en el agua es de 15 minutos.
Según la Biblia, las ciudades de Sodoma y Gomorra están sumergidas en sus profundidades.
La lenta agonía del Mar Muerto
El dramático descenso del nivel del mar ha dificultado el acceso a sus aguas terapéuticas y sus playas, conocidas por su extraordinaria flotabilidad que permite a los bañistas flotar sin esfuerzo. La costa cada vez más expuesta y los sumideros, causados por un flujo de agua dulce que disuelve capas de sal debajo de la superficie de la Tierra, no son nuevos.
De hecho, el Mar Muerto, ubicado en la confluencia de territorios israelíes, jordanos y palestinos, lleva años muriendo.
Con la guerra en Medio Oriente, los esfuerzos para abordar este desastre ecológico cada vez peor también parecen haberse disuelto.
El nivel del Mar ha ido disminuyendo más de un metro por año desde los años 1960.
Una evaporación exacerbada de sus aguas
La evaporación de las aguas saladas en una época de rápido cambio climático y en un lugar donde las temperaturas de verano pueden alcanzar más de 50 ºC se ha visto exacerbada por décadas de desviaciones de agua de la principal fuente del mar, el río Jordán, así como de varios afluentes que comienzan en el Líbano y Siria.
El agua también es bombeada por fábricas locales que extraen minerales naturales (potasa, bromo, cloruro de sodio, magnesia, cloruro de magnesio y magnesio metálico) para venderlos en mercados de todo el mundo. Las consecuencias de esta desviación de las aguas son lo que ve en dicho mar.
Los únicos centros turísticos israelíes que quedan se encuentran en los estanques de evaporación artificiales al sur del propio Mar Muerto.
Aunque se han hecho algunos esfuerzos para abordar el desastre del Mar Muerto, incluidos acuerdos anteriores firmados por Israel y Jordania, las guerras que azotan Gaza y otros lugares han llevado las tensiones regionales a un nivel sin precedentes, lo que significa que abordar cuestiones ambientales transfronterizas ya no es una prioridad para los gobiernos de la región.
El gobierno israelí estaba estudiando varias soluciones, incluida la construcción de una planta de desalinización y la construcción de un canal desde el norte o el sur para abordar la escasez general de agua en la región, incluido el Mar Muerto. Este hecho no tiene sentido económico ni ambiental: desalinizar el agua y llevarla directamente al Mar Muerto, con un desperdicio de agua potable y la región necesita desesperadamente más agua potable y más agua para la agricultura.