La lluvia “cálida”, rayos y el Mediterráneo otoñal
La lluvia cálida se genera de la unión de las gotas de agua líquida de una nube a través de una capa relativamente profunda de la troposfera
Para que se genere la lluvia “cálida”, las temperaturas en toda la nube, donde se genera la precipitación, deben estar por encima de los 0 ºC, de forma que las partículas de hielo están casi ausentes. Este hecho se puede observar y analizar en los perfiles verticales de los radiosondeos en un lugar concreto: la nube teórica se forma en un ambiente muy húmedo y la isoterma de los 0 ºC es muy alta.
En la mayoría de los procesos de precipitación, que caen en muchas zonas de España, todo comienza con partículas de hielo en altura, incluso en verano. Parte de la nube observada en un sondeo están por encima de la isoterma de 0 ºC. Las partículas congeladas caen, se unen entre si, crecen y se derriten (o no) por completo, llegando al suelo como gotas de lluvia. A este tipo de lluvia, por el contrario, se le llama lluvia “fría” u ordinaria, a diferencia de la “cálida”.
Rayos y descargas eléctricas
Los rayos requieren partículas de hielo (cristales de hielo, granizo, etc.) junto con gotas líquidas en los procesos de generación y separación de cargas dentro de la nube. Las nubes de gran desarrollo vertical (convectivas) pueden generar rayos y descargas eléctricas si hay suficiente cantidad de cristalitos de hielo. Por el contrario, las nubes de lluvia cálida rara vez o nunca generan rayos.
Mediterráneo y lluvias cálidas
Una sola gota de lluvia pequeña es una colección de aproximadamente 1 millón de gotas de nubes. Cuando una nube convectiva genera fuertes corrientes ascendentes y descendentes en un entorno muy húmedo y “cálido”, entonces se generan los procesos para producir una gran gota rápidamente, combinando muchas partículas más pequeñas. Para formar lluvia, las gotas de las nubes tienen que chocar entre sí y fusionarse a través de un proceso llamado colisión y fusión.
El proceso de combinar gotas de nubes a través de la colisión-coalescencia es un mecanismo importante para formar precipitaciones en nubes compuestas únicamente de gotas de agua líquida.
En las grandes nubes convectivas que se suelen desarrollar en el Mediterráneo (y en otras zonas cálidas de la Tierra) pueden ser con nubes “cálidas” y generar precipitaciones de este tipo: gotas de agua de diferentes tamaños se mueven a diferentes velocidades a medida que la gravedad y los movimientos verticales dentro de la nube actúan sobre ellas. La diferencia en velocidad aumenta la posibilidad de colisiones, al igual que cualquier movimiento turbulento en la nube.
La lluvia en algunas zonas del Mediterráneo y en la época otoñal puede ser de lluvia cálida, ya que las temperaturas de las nubes donde se generan las precipitaciones generalmente están por debajo del nivel de congelación. Suelen estar asociadas a zonas de alto contenido de agua precipitable.
Al no existir partículas sólidas en dichas nubes, los valores de reflectividad observados por los radares meteorológicos suelen ser moderados (30-40 dBZ, como valores orientativos), suelen estar situados en capas bajas y no ser observados por el haz del radar, que sobrevuelan las zonas de precipitación de lluvia cálida. En otras palabras: puede estar lloviendo intensamente en superficie y el radar da señales débiles - moderadas de reflectividad (20-30 dBZ) y no existir rayos (descargas nube-tierra).
Los predictores de las zonas mediterráneas saben muy bien el concepto de lluvia cálida, su dificultad de detección y sus efectos en superficie: lluvias intensas casi sin rayos, mal detectadas por los radares meteorológicos, especialmente los situados en zonas altas, que pueden generar altas tasas de precipitación.