La erupción del Hunga Tonga podría impactar en el agujero de ozono antártico
La monitorización de las primeras etapas del agujero de ozono sobre el Polo Sur en 2023 por parte del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) ha detectado un desarrollo ligeramente más temprano
Unos valores más bajos de la columna de ozono en comparación con los 43 años anteriores de observaciones por satélite, junto con otros indicadores clave, marcan un comienzo temprano del desarrollo del agujero de ozono este año. Sin embargo, la evolución observada durante la última semana y la previsión del CAMS para los próximos días muestran que la situación se va acercando a la media.
El desarrollo más temprano posiblemente está relacionado con el impacto que tuvo la erupción en enero de 2022 del volcán Hunga-Tonga-Hunga Ha'apai en la composición de la atmósfera superior. Está por determinar si provocará un mayor agotamiento de la capa de ozono y un agujero mayor de lo habitual en 2023.
El agujero de la capa de ozono
El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida es un fenómeno atmosférico que se produce cada año durante la primavera. En condiciones normales en la estratosfera del hemisferio sur, el agujero comienza a formarse a mediados o finales de agosto, cuando el sol se eleva sobre el Polo Sur, y se cierra hacia finales de noviembre.
La combinación de los reanálisis del ERA-5 y el CAMS proporciona un conjunto de datos de la columna total del ozono (TCO3) que abarca 43 años y contextualiza la evolución de cada año.
En 2023, el desarrollo ha comenzado inusualmente pronto, tras registrarse durante todo el mes de julio algunos de los valores mínimos de la columna total del ozono más bajos de las últimas cuatro décadas en el hemisferio sur. Por ello, su superficie total es relativamente grande en la actualidad, aunque su progresión ha seguido un patrón de crecimiento bastante típico.
Una de las posibles razones que podrían explicar este inusual comienzo de la temporada del agujero de ozono es el aumento del vapor de agua aportado a la atmósfera por la erupción del volcán Hunga Tonga en diciembre de 2021 y enero de 2022.
Este mecanismo tiene lugar porque el agotamiento del ozono se ve alimentado por procesos químicos que se producen en las nubes estratosféricas polares, que tienen más probabilidades de formarse cuando los niveles de vapor de agua en la estratosfera son elevados.
La sustancias de larga permanencia que agotan la capa de ozono (SAO) que se han acumulado en la estratosfera y provocan una drástica disminución de la concentración de ozono sobre la Antártida en primavera cada año son principalmente de origen humano y han sido emitidas por diversas industrias desde la década de 1960. Desde la adopción del Protocolo de Montreal en 1987, que eliminó progresivamente las nuevas emisiones, las concentraciones de SAO en la estratosfera se han frenado y hay claras señales de recuperación de la capa de ozono. Es importante señalar que las SAO afectarán a la capa de ozono durante muchas décadas, ya que se tarda mucho tiempo en eliminarlas de la atmósfera. Se prevé que en 50 años sus concentraciones en la estratosfera hayan vuelto a los niveles previos a la Revolución Industrial y ya no se experimenten agujeros en la capa de ozono.
Vincent-Henri Peuch, director del CAMS, señaló: «Nuestra capacidad para proporcionar análisis tridimensionales y previsiones del ozono en los polos es un potente enfoque para vigilar en tiempo real cómo se desarrollan los agujeros de la capa de ozono y para evaluar cuáles son los principales responsables de lo que se está observando. Esto nos da información sobre hasta qué punto determinados acontecimientos afectan este año al desarrollo del agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, como la erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha'apai el año pasado, que aumentó la cantidad de vapor de agua en la estratosfera. De hecho, actualmente es una pregunta abierta para los científicos, y el CAMS seguirá proporcionando información detallada sobre su seguimiento hasta que el agujero de la capa de ozono de 2023 se cierre a finales de noviembre o en diciembre».
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS), implementado a través del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio en representación de la Comisión Europea con fondos de la UE, apoya los esfuerzos internacionales para preservar la capa de ozono mediante su vigilancia continua y el suministro de datos sobre su estado actual.