Kyle: de tormenta tropical a súper ciclón “bomba”
La tormenta tropical Kyle nos depara una sorpresa para la próxima semana: va a sufrir un proceso de ciclogénesis profunda en medio del Atlántico Norte
La tormenta tropical Kyle se formó en la costa este de los EEUU, frente al estado de Carolina del Norte durante esta semana de agosto. La baja primogénita se desarrolló en el lado cálido de la Corriente del Golfo y ganó intensidad y organización el pasado viernes 14 de agosto de 2020 a ser categorizada como tormenta tropical.
La breve y anodina historia de Kyle
Con estos antecedentes, Kyle sería una más de las tormentas tropicales desarrollada en aguas abiertas. Además, El NHC prevé que la Kyle, localizada sobre aguas abiertas y lejos de la costa del medio-Atlántico de los Estados Unidos, se desplace hacia el Atlántico Norte para ir debilitándose a principios de la semana que viene. De esta manera, Kyle, pasaría sin pena ni gloria en los anales de ciclones tropicales nombrados ya que prácticamente no ha afectado a tierra firme, salvo que es la onceava tormenta tropical nombrada de la temporada 2020 y el la más precoz de las tormentas tropicales que comienzan por “K”
Transición extratropical y ciclogénesis explosiva
Estos sistemas tropicales cuando se desplazan hacia el norte, pueden ser captados por las borrascas de latitudes medias y por el chorro polar (intensa corriente de aire a unos 9-11 km de altura) en su viaje hacia el Atlántico Norte profundo. Y esto es lo que puede ocurrirle a Kyle o a post-Kyle, el sistema tropical o, mejor, a sus restos puede:
- Ser captado por el sistema chorro /vaguada polar intenso.
- Experimentar una transición de tropical a extratropical.
- Sufrir un proceso de profundización muy rápida, ya como baja de latitudes medias, llamado ciclogénesis explosiva o “bombogénesis”.
Y todo esto le puede ocurrir a Kyle. De ser un sistema tropical de bajas presiones del orden de 994 hPa a pasar en su trasformación a una borrasca de menos de 953 hPa en pocas horas y todo ello en pleno verano de 2020, cuando el chorro polar no debería ser muy intenso.
Así, y para no largar el artículo, los restos de Kyle podrían tener una presión mínima prevista para el martes 18 de agosto a las 00 UTC del orden de 994 hPa. Para el 19 a las 00 UTC, 24 h más tarde, sería del orden de 953 hPa. De esta forma post Kyle tendría caídas de presión del orden de 40 hPa/24 h o más, según el modelo GFS. Esto supone una súper ciclogénesis explosiva en pleno verano y en Atlántico Norte: un proceso raro y extraordinario.
Las ciclogénesis explosivas se suelen dar en los meses fríos cuando la corriente en chorro es muy intensa y baja de latitud. Ocasionalmente se dan en los meses cálidos y latitudes muy altas.
El noroeste de la Península podría verse afectado por esta borrasca de forma indirecta por sus frentes asociados, viento y mala mar. El centro de la borrasca profunda quedaría más al norte y no nos afectaría de lleno. Pero eso es otro problema para ser abordado más adelante.
La mala mar también será otro elemento a tener en cuenta que generará la profunda borrasca resultante.
Tendremos que estar atento a esta evolución tan especial de post Kyle.