El pico de floración en el Parque Nacional de Doñana se adelanta 22 días por el cambio climático
Un equipo de la Universidad de Sevilla ha analizado la evolución en la fecha de floración de medio centenar de especies vegetales durante los últimos 35 años en el Parque Nacional de Doñana y los resultados sorprenden
Investigadores de la Universidad de Sevilla han estudiado cómo ha cambiado la floración de 51 especies de matas, arbustos y árboles en los últimos 35 años en el entorno del Parque Nacional de Doñana para comprender cómo las comunidades de plantas están respondiendo al cambio climático en el sur de la península ibérica. En este periodo, la temperatura media de la zona se ha incrementado 1ºC y la temperatura mínima hasta 2ºC. Como consecuencia, el pico de floración de la comunidad, el momento con una mayor cantidad de especies en flor se ha adelantado 22 días, del 9 de mayo al 17 de abril.
Cambio climático y adelanto de la floración
Este adelanto no se debe a unas pocas especies, sino que un 80% de las especies han adelantado el inicio de su floración, mientras que un 68% han adelantado el final de la misma.
La especie que más se ha adelantado es el romero (Salvia rosmarinus), que se ha adelantado 92 días. Además, como consecuencia de que la fecha de inicio de la floración y la de su final no se están adelantando por igual, muchas de las especies florecen durante más tiempo, lo que está provocando que se encuentren en flor combinaciones de especies que antes no florecían juntas: un 55% de las especies encuentran ahora un vecindario “superpoblado” de flores, lo que puede conducir a que la competencia por atraer la atención de los insectos polinizadores se recrudezca.
La floración es un momento clave en la vida de las plantas, ya que estas se reproducen sexualmente a través de las flores. Para que una planta pueda reproducirse tiene que florecer a la vez que sus vecinas y, además, dado que las plantas no pueden moverse, dependen de que los insectos lleven el polen (que contiene los gametos masculinos) de una flor a otra, por lo que la actividad de plantas e insectos debe estar sincronizada.
Sin embargo, debido al cambio climático, la floración de las plantas se está adelantando en el hemisferio norte, como constatan varios estudios publicados en Europa, Asia y Norteamérica. A este problema hay que sumarle que, en el Mediterráneo, el efecto del cambio climático se está dejando sentir más que en otros lugares del mundo, ya que la temperatura sube un 20% más rápido que la media global.
Sabemos que las plantas necesitan “acumular” horas de calor para saber cuándo florecer y, posiblemente, estén llegando a la cantidad necesaria mucho antes. Como consecuencia de esto, algunas especies podrían producir frutos o germinar en momentos del año menos favorables (agravado por la sequía) o encontrar una competencia inesperada por los polinizadores.
Esta investigación ha sido posible gracias a que la floración de esta comunidad vegetal se estudió en los años 80. El objetivo de aquel estudio era diferente y no se podía prever la utilidad que acabarían teniendo estos datos para revelar los efectos del cambio climático en nuestra biodiversidad. Los estudios de seguimiento de las comunidades naturales demandan perspectivas a largo plazo, a menudo incompatibles con la realidad de los proyectos de investigación, que deben estar concluidos a corto plazo. La investigación básica, en este caso, ha permitido entender mejor la magnitud los efectos sobre la biodiversidad y sobre nuestro entorno de un problema global como el cambio climático.
Referencia
Daniel Pareja-Bonilla, et al, Better soon than never: climate change induces strong phenological reassembly in the flowering of a Mediterranean shrub community. Annals of Botany, https://doi.org/10.1093/aob/mcad193