¿Estamos viviendo una estación de borrascas atlánticas intensas?
Las borrascas atlánticas nombradas este invierno, Ciara, Inés, Dennis, etc., han saltado a los medios de comunicación por sus efectos y se piensa que estamos en invierno récord de borrascas intensas y profundas ¿Es así?
La profundas borrascas atlánticas que se han desarrollado en el invierno 2019-2020 han saltado a los medios de comunicación, unas veces por sus bajísimas presiones (Dennis 2020 con 920 hPa como la segunda borrasca más profunda), u otras por sus fuertes vientos, muertos y daños materiales (Ciara 2020), por citar algunas.
La explosión de información de estos sistemas, que recientemente son nombrados por los SMN (Servicio Meteorológico Nacional), ha llevado a algunos a pensar que estamos viviendo un número llamativo de borrascas profundas y que las causas últimas de ello es el calentamiento del planeta, que está generando borrascas más intensas y huracanes más poderosos y destructivos.
Las borrascas con vientos huracanados
El NWS de EE.UU. lleva contabilizando y haciendo una estadística reciente con las borrascas que han generado vientos con intensidades en superficie del orden de 120 km/h, o vientos huracanados.
La mayoría de las borrascas intensas se producen en los meses fríos o invernales noviembre-marzo, aunque hay cierta variabilidad de año en año, con un pico entorno a mediados de febrero. Todo ellos ocurre bajo el paraguas de un chorro polar que se intensifica y baja de latitud.
En tuit reciente ha aparecido una gráfica donde se observa la distribución acumulativa de eventos de borrascas con vientos huracanados por un periodo de un año del hemisferio norte y la evolución con los últimos años. El resultado es que estamos en 2019-2020 dentro de la “normalidad”.
El invierno más activo fue el 2006-2007 con 66 borrascas intensas, y el invierno menos activo el 2009-2010 con 30 borrascas intensas. Este invierno es considerado como “normal”, aunque el impacto meteorológico y mediático ha sido más notorio.