El fenómeno de El Niño y los efectos del cambio climático azotaron América Latina y el Caribe en 2023

En 2023, la región de América Latina y el Caribe se vio afectada por partida doble al sufrir las consecuencias de un episodio de El Niño y los efectos del cambio climático a largo plazo

Índice de clasificación de sequía, SPEI de 6 meses (SPEI-6) sobre la cuenca del río Amazonas (resaltado en azul), de junio a noviembre de 2023, categorizado según el sistema Monitor de Sequía de EE. UU.

Según se apunta en un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las sequías, el calor y los incendios forestales, las lluvias extremas y un huracán sin precedentes tuvieron importantes repercusiones en la salud, la seguridad alimentaria y energética, y el desarrollo económico.

Estos son los mensajes clave que ha emitido la OMM:

- Se produjo el año más cálido jamás registrado.
- La sequía, las olas de calor, las lluvias y las crecidas socavaron el desarrollo económico.
- El aumento del nivel del mar amenaza las zonas costeras y se acelera el retroceso de los glaciares.
- Los servicios meteorológicos y climáticos prestados en la región de América Latina y el Caribe son insuficientes.
- Se avanza en la instauración de estrategias integradas en materia de clima y salud.

En el informe de la OMM titulado Estado del clima en América Latina y el Caribe en 2023 se confirma que el año anterior fue, con diferencia, el más cálido jamás registrado. El nivel del mar siguió subiendo a un ritmo superior a la media mundial en gran parte del litoral de la vertiente atlántica de la región, amenazando las zonas costeras y los pequeños Estados insulares en desarrollo.

El informe sobre el estado del clima en América Latina y el Caribe se acompaña de múltiples gráficos interactivos y complementa el emblemático informe de la OMM sobre el estado del clima mundial. Sus datos ayudan a tomar decisiones en materia de mitigación del cambio climático, adaptación a sus efectos y gestión de riesgos a escala regional.

En la publicación se destaca la necesidad de redoblar las inversiones en los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) para así mejorar los pronósticos y las alertas tempranas que permiten salvar vidas.

En América Latina y el Caribe, el 47 % de los Miembros de la OMM solo prestan servicios meteorológicos "básicos o esenciales". Y apenas el 6 % proporcionan servicios "completos o avanzados" que fundamentan los procesos decisorios en sectores sensibles al clima.

En la publicación se recopilan datos de SMHN, Centros Regionales sobre el Clima, asociados de las Naciones Unidas, universidades y centros de investigación, y expertos de la OMM.

Mensajes principales


Temperatura: la temperatura media de 2023 fue la más alta de la que se tiene constancia, 0,82 °C por encima de la media del período 1991-2020 y 1,39 °C por encima del valor de referencia del período 1961-1990. México experimentó el ritmo de calentamiento más rápido de la región, alrededor de 0,3 °C por decenio, entre 1991 y 2023.

Precipitación: la transición de La Niña a El Niño a mediados de año provocó un gran cambio en la distribución de las precipitaciones, ya que muchas zonas pasaron de sufrir sequías o crecidas causadas por el episodio de La Niña a padecer los efectos de fenómenos opuestos, como fue el caso del Brasil.

Las crecidas y los deslizamientos de tierra causaron numerosas víctimas y cuantiosas pérdidas económicas. En São Sebastião (Brasil), en febrero, se acumularon 683 mm de lluvia en 15 horas, lo que desencadenó un deslizamiento de tierra que causó al menos 65 muertos. Muchas otras localidades y ciudades del Brasil también se vieron afectadas por precipitaciones excepcionales durante el año que ocasionaron desplazamientos de población y alteraron de forma masiva la vida de las personas.

Una sequía intensa y severa, agravada por olas de calor, afectó a vastas zonas de América Latina durante 2023, en particular gran parte de América Central. A finales de año, el 76 % de México había sufrido sequía en algún grado.

La sequía se generalizó en la mitad norte de América del Sur a medida que avanzaba el año y se asentaba el episodio de El Niño. Las precipitaciones acumuladas entre junio y septiembre fueron muy inferiores a la media en gran parte de la cuenca amazónica. En ocho estados brasileños, las precipitaciones del período de julio a septiembre fueron las más bajas en más de 40 años. En la Amazonia, se registró el nivel más bajo del río Negro desde que comenzaron las observaciones en 1902.

En el Canal de Panamá, el tráfico de buques se vio restringido desde el mes de agosto a causa del bajo nivel del agua. Los factores que más contribuyeron a ello fueron el aumento de la demanda y el episodio de El Niño, más que el cambio climático, según un nuevo estudio del Grupo Mundial de Atribución de los Fenómenos Meteorológicos.

La pertinaz sequía continuó en la zona subtropical de América del Sur. Durante el primer semestre del año, los efectos de La Niña siguieron siendo patentes. La falta de agua en la cuenca del Plata afectó particularmente al Uruguay, el norte de la Argentina y el sur del Brasil. En el Uruguay, el verano de 2023 fue el más seco de los últimos 42 años, lo que redujo el almacenamiento de agua a niveles críticos.

Índice normalizado de precipitación (SPI), calculado a partir de la base de datos Climate Hazards Group InfraRed Precipitation with Station data (CHIRPS) y del índice de salud de la vegetación del Centro de Investigaciones y Aplicaciones Satelitales (STAR) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).



El calor extremo y las olas de calor afectaron a la región central de América del Sur de agosto a diciembre. Las temperaturas en algunas zonas del Brasil superaron los 41 °C en agosto, cuando Sudamérica se vio asfixiada por un tiempo abrasador en pleno invierno austral.


La subida del nivel del mar se acelera: el ritmo de elevación del nivel medio del mar en el Atlántico sur y en las zonas subtropical y tropical del Atlántico norte supera la media mundial. Ello amenaza a gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en zonas costeras, ya que contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona el litoral, inunda zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de mareas de tempestad.

Glaciares: hay unos 4 000 glaciares en los Andes a lo largo de la frontera entre Chile y la Argentina, y un número menor en la parte tropical de la cordillera. Según el Servicio Mundial de Vigilancia de los Glaciares (WGMS), el glaciar Echaurren Norte —un glaciar de referencia— perdió unos 31 metros de equivalente en agua entre 1975 y 2023. Su retroceso se ha acelerado este siglo.

Impactos y riesgos relacionados con el clima: según la Base de Datos Internacional sobre Desastres EM-DAT del Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres (CRED), en 2023 se notificaron 67 episodios de peligros meteorológicos, hidrológicos y climáticos en la región. De ellos, el 77 % guardaron relación con tormentas y crecidas. Los daños económicos estimados en 21 000 millones de dólares de los Estados Unidos que se notificaron a EM-DAT se debieron principalmente a tormentas (66 %), incluidos los daños por valor de 12 000 millones de dólares asociados al huracán Otis (datos consultados el 21 de febrero de 2024).

El papel de El Niño

Las condiciones vinculadas al episodio de El Niño contribuyeron a las prolongadas sequías que se produjeron en el corredor seco de América Central y el norte de América del Sur, así como a las intensas lluvias e inundaciones que afectaron a las costas del Ecuador y el Perú. Ello mermó la producción agrícola y agravó la inseguridad alimentaria, en particular en las comunidades cuya subsistencia dependía de la agricultura. Las repercusiones se dejarán sentir probablemente en 2024 y más adelante.

El aumento de la temperatura del mar asociado al episodio de El Niño también redujo las capturas pesqueras en países como el Perú y el Ecuador.

La exposición a las olas de calor es cada vez mayor. Según un documento reciente, esta circunstancia se asocia a un incremento de la mortalidad causada por el calor del 140 % entre 2000-2009 y 2013-2022. En América Latina y el Caribe, se estima que entre 2000 y 2019 se produjo un exceso de mortalidad por calor de 36.695 muertes anuales, y es probable que esa cifra subestime la realidad.

youtube video id=nx7yvrKkc2k
Esta entrada se publicó en Noticias en 16 May 2024 por Francisco Martín León