El máximo térmico del Paleoceno-Eoceno

Hace 56 millones de años, se produjeron grandes emisiones de carbono a la atmósfera y a los océanos, lo que provocó un fuerte calentamiento global, denominado Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno

La gráfica muestra la evolución del clima durante los últimos sesenta y cinco millones de años. El máximo térmico del Paleoceno-Eoceno está resaltado en rojo y probablemente se encuentra subestimado en un factor de entre 2 y 4 a causa de una estimación imprecisa en el muestreo de dato. Fuente: Wikipedia


Unos expertos del Departamento de Geología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) han investigado sedimentos de hace 56 millones de años en la cuenca de Tremp-Graus (en el límite entre Lleida y Huesca, en España). De los resultados del estudio se deduce que el calentamiento global de entonces tuvo tres fases en las que la distribución de las precipitaciones fue diferente. Los datos del estudio pueden servir para ajustar los modelos matemáticos utilizados para predecir los efectos del cambio climático actual.

A pesar de que el origen o la causa del calentamiento de aquella época era diferente, el proceso fue muy similar al actual, por lo que se considera similar al calentamiento global actual. Se sabe que el clima se calentó, pero con un cambio climático pueden darse otras alteraciones aparte del calentamiento. En concreto, hemos querido analizar cómo cambiaron entonces las condiciones hidroclimáticas en cuanto a precipitaciones”, ha señalado Aitor Payros, geólogo de la UPV/EHU.

El equipo de Payros ha investigado los cambios aluviales e hidroclimáticos en latitudes medias registrados en la cuenca de Tremp-Graus durante el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, y ha llegado a la conclusión de que lo que entonces ocurrió podría ser algo similar a lo que ya está sucediendo en la actualidad en el sudeste de la península Ibérica. Para ello, Payros y sus colegas han recopilado datos históricos de la región, y han encontrado similitudes tanto geográficas como hidroclimáticas.

Según Payros, “hemos visto que el calentamiento global modificó la distribución estacional de las precipitaciones y que además se modificó en varias fases. Al principio, las precipitaciones se concentraron en unos pocos meses, en torno al otoño; posteriormente, se distribuyeron de forma más homogénea a lo largo del año. Y, sin embargo, la última fase tendió a una mayor sequía”. En opinión de Payros, “no podemos decir que el calentamiento global provoca un aumento de las temperaturas o que las precipitaciones son más fuertes, simplemente. Las cosas no son tan simples. Se producen cambios, pero estos no se mantienen durante todo el periodo de calentamiento global. Dentro del calentamiento global pueden existir varias fases”.

Mirar al pasado para predecir el futuro

Hemos observado que al inicio de aquel calentamiento global se produjo un aumento de los contrastes estacionales en cuanto a las precipitaciones. Es decir, las precipitaciones se concentraban en torno al otoño (con frecuentes tormentas e inundaciones de gran magnitud) y en el resto de los meses se registraban periodos de sequía. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en las últimas décadas, y en el último siglo, en el sudeste de la península ibérica: las lluvias intensas son cada vez más frecuentes en torno al otoño y al final del verano, y eso no ocurría hace 100 o 200 años”, explica Payros.

El estudio de paleoclimas puede servir para hacer previsiones de futuro. Créditos de la fotografía: Aitor Payros / UPV/EHU.

El investigador señala que no se puede saber qué es lo que ocurrirá en el futuro en el sudeste de la península ibérica, “pero si suponemos que la Tierra responde de forma similar a los mismos fenómenos o similares, podríamos pensar que en el futuro la distribución anual de las precipitaciones podría ser más homogénea en el sudeste peninsular o en otras regiones de clima similar”.

Payros reivindica el valor que puede tener el estudio de los paleoclimas: “Nosotros vemos lo que ocurrió hace millones de años. Y si aquello que ocurrió se repite una y otra vez, es decir, si la Tierra responde siempre de la misma manera a ciertos fenómenos, podemos pensar que en el futuro también seguirá funcionando de la misma manera”. Este tipo de investigaciones pueden servir para hacer previsiones de futuro: “Cuando los modelos informáticos o matemáticos utilizados para predecir el clima sean capaces de reproducir los fenómenos que tuvieron lugar durante los antiguos calentamientos globales, entonces serán capaces de prever los cambios que se producirán en el futuro. Dichos modelos informáticos y matemáticos pueden ajustarse con nuestros datos”.

El estudio se titula “Mid-latitude alluvial and hydroclimatic changes during the Paleocene-Eocene Thermal Maximum as recorded in the Tremp-Graus Basin, Spain”. Y se ha publicado en la revista académica Sedimentary Geology.

FUENTE: UPV/EHU (Universidad del País Vasco)

José Miguel Viñas Rubio

Esta entrada se publicó en Noticias en 06 Sep 2022 por Francisco Martín León