Lecciones del pasado para el presente y futuro: el Mediterráneo se secó hace 5,5 millones de años
Hace 5,5 millones de años el Mediterráneo se secó debido a causas naturales y los científicos han dado un paso más en entender lo que ocurrió con la vida en la cuenca.
Desde la década de 1970, varias generaciones de geólogos y geofísicos marinos han confirmado la existencia de una capa de sal de entre uno y tres kilómetros de espesor enterrada en la mayor parte de las zonas más profundas del mar Mediterráneo.
Se trata de casi un millón de kilómetros cúbicos de sal que dan testimonio de un breve periodo en el que el Mediterráneo estuvo aislado del resto de océanos del mundo, breve en el sentido geológico, ya que el episodio duró unos 190.000 años.
Cuando el Mediterráneo desapareció: la crisis de salinidad del Messiniense.
El culpable fue la tectónica de placas. La cuenca mediterránea, atrapada entre dos continentes que hoy siguen acercándose hasta dos centímetros cada año, quedó aislada del Atlántico. Sus aguas se evaporaron rápidamente debido al clima árido de la región, dejando tras de sí enormes cantidades de sal.
Este episodio, conocido como la crisis de salinidad del Messiniense (siendo el Messiniense el último período del Mioceno), es la mayor extinción sufrida por la Tierra desde el meteorito que acabó con los dinosaurios no voladores y puso fin a la era Mesozoica hace 65 millones de años.
¿Fue resiliente la vida marina frente a esta crisis ambiental?
La respuesta acaba de publicarse en la revista Science, en un estudio dirigido por Konstantina Agiadi, de la Universidad de Viena, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y otros 28 científicos de 25 institutos europeos.
Tras reunir todos los datos fósiles mediterráneos de hace entre 12 y 3,6 millones de años, los resultados sugieren que la vida marina autóctona estaba prácticamente extinta cuando el Mediterráneo quedó aislado, y que la posterior recolonización por especies atlánticas dio lugar a una fauna mediterránea más parecida a la que encontramos allí hoy.
A través del análisis estadístico de la información de más de 750 artículos científicos, hemos podido documentar la presencia de 22.932 especies marinas de un total de 4.897 que habitan en el Mediterráneo. Antes de la crisis, 779 especies podían considerarse endémicas (es decir, documentadas sólo en el Mediterráneo). De ellas, sólo 86 seguían presentes tras la crisis de salinidad. Todos los corales tropicales que eran abundantes en el Mediterráneo antes de este cataclismo medioambiental desaparecieron.
Sin embargo, algunas especies de sardinas aparentemente endémicas lograron sobrevivir, como también lo hizo el sirenio, un mamífero marino emparentado con los actuales manatíes y dugongos (también conocidos como vacas marinas).
Como los registros fósiles son limitados y fragmentados, no podemos estar seguros de que todas estas especies fueran endémicas o de que no hubieran sobrevivido fuera del Mediterráneo, de ahí el valor de basar nuestro estudio en estadísticas de un gran número de especies. Pero, en el caso de las que eran endémicas, ¿dónde lograron sobrevivir y qué refugios encontraron para evitar el aumento radical de los niveles de sal y de la temperatura?
Estas preguntas siguen sin respuesta, pero se ha podido establecer que los cambios en las poblaciones son el resultado de la sustitución por especies atlánticas tras la inundación del Mediterráneo, más que de una rápida adaptación al nuevo entorno hipersalino. En otras palabras, la vida no tuvo tiempo suficiente para adaptarse y las especies extintas fueron reemplazadas por especies atlánticas que migraron al Mediterráneo.
Varias especies emblemáticas, como el gran tiburón blanco y el delfín, solo aparecieron en el Mediterráneo después de la crisis. Aún más interesante es que la actual riqueza de fauna en el Mediterráneo occidental sólo llegó después de la inundación; anteriormente, el Mediterráneo oriental (mares Jónico y Levantino) poseía un mayor número de especies diferentes.
Lecciones sobre la extinción masiva
El aislamiento del Mediterráneo tuvo un impacto catastrófico en su fauna y flora, destruyendo la mayoría de sus ecosistemas. Otro hallazgo significativo de la investigación es que se necesitaron más de 1,7 millones de años para que se recuperaran las poblaciones de especies. Esta lenta recuperación de la riqueza de los ecosistemas mediterráneos proporciona la primera cuantificación detallada de cómo responde la vida silvestre a un evento de extinción de esta magnitud.
Los resultados sugieren que esto también era así hace 6 millones de años, pero que la gran mayoría de estas especies endémicas desaparecieron cuando el Mediterráneo quedó aislado del Atlántico.
Quizás otra lección aprendida de este estudio es que, por muy tentador que sea creer que los proyectos de geoingeniería pueden permitirnos mantener el actual ritmo de emisiones y destrucción de ecosistemas, el pasado geológico de la Tierra revelará más que cualquier experimento.
Cuando el Mediterráneo se volvió a conectar con el Atlántico, se repobló con la enorme reserva de especies de los océanos del mundo, pero aun así los ecosistemas del Mediterráneo tardaron millones de años en recuperar su riqueza. Nadie sabe todavía cuánto tardará la vida marina en recuperarse del tipo de cambio a escala global que se está produciendo actualmente.
Referencia
Konstantina Agiadi et al, The marine biodiversity impact of the Late Miocene Mediterranean salinity crisis. Science. DOI: 10.1126/science.adp3703