Calentamiento global e irrupciones adversas de aire gélido: compatibilidad

Durante el invierno de 2022-23 se han visto irrupciones de aire gélido de origen ártico sobre zonas de Europa. Ahora va a acontecer lo mismo o peor en la semana de Navidad en Norteamérica. Posiblemente veamos más en lo que resta de este año y el venidero. En estas condiciones, muchos negacionistas del cambio climático antropogénico aprovechan estas circunstancias concretas para negar que el mundo se esté calentando a nivel global. Todos los años ocurre lo mismo en los meses fríos y los negacionistas afirman: si el calentamiento global es real, ¿Por qué hace tanto frío en estas situaciones con el aumento de las temperaturas?

Mientras que los negacionistas se agarran a episodios concretos de tiempo gélido, el concepto de calentamiento global antropogénico se asocia a tendencias globales y a lo largo plazo de años. Pero aún así, un mundo más cálido realza asimétricamente los fenómenos extremos de tipo térmico.

El calentamiento global no significa que no existan inviernos fríos

Los expertos en cambio climático y el grupo del IPCC apuntan que el calentamiento global antropogénico es compatible con el invierno y con situaciones extremas de irrupciones gélidas. Pero no solo eso, el calentamiento global las favorece.

En latitudes medias seguirán existiendo las cuatro estaciones, donde el cambio climático está generando un calentamiento gradual a nivel global y está haciendo que los inviernos, las primaveras, los veranos y los otoños sean más cálidos con el tiempo. Las temperaturas más altas no significa que hace más calor en todas partes del mundo, todo el tiempo y al mismo tiempo: puede haber periodos fríos y extremos.

Desde la época preindustrial la temperatura ha aumentado muy rápidamente a nivel global

Un hecho que han destacado los expertos es que a medida que dopamos con más GEIs (gases efecto invernadero como el CO2 , metano, etc) al sistema terrestre (atmósfera, mares, océanos, etc) con más energía, los eventos extremos aumentan. Puede haber borrascas invernales, ventiscas mortíferas en los meses fríos a la vez que las olas de calor en verano aumentan en intensidad y extensión. La cuestión es que las segundas aumentan más rápidamente que las primeras: hay una asimetría clara en el número de olas de calor y el número de olas de frío.

Estos hechos térmicos y extremos se han observado y se han predicho desde hace ya muchos años por los modelos numéricos climáticos, como también se ha predicho que los inviernos son cada vez más cálidos.

Inviernos más cálidos y con extremos fríos

El IPCC y otros organismos científicos han puesto sobre la mesa que los inviernos, a nivel global, son y serán más cálidos, el número de días con heladas están disminuyendo con los años, las nevadas van a menos, las temperaturas mínimas están subiendo, etc. Todo ello da como resultado a que los inviernos son más cortos y suaves, mientras que los veranos son más largos y calurosos, robando días a la primavera y al otoño. Pero a pesar de todo, las irrupciones extremas de frío gélido seguirán existiendo puntualmente y espacialmente, sobre todo en el hemisferio norte por la distribución de tierras.

Además, el calentamiento climático antropogénico está favoreciendo el tiempo y los fenómenos extremos. Lo más evidente es que se den más extremos de calor que de frío, pero aún así, por ejemplo, se seguirán batiendo récords de temperaturas mínimas, en menor proporción que las máximas. En los EE. UU. durante la última década, es dos veces más probable que se produzca una temperatura máxima de récord diaria en un lugar determinado en comparación con un mínimo de récord diario. Algo parecido ocurre en España, según datos de AEMET.

Durante el resto de este siglo, se prevé que los eventos de calor extremo aumentarán por la instauración de dorsales cálidas más duraderas, entradas de aire muy cálido de componente sur, etc. Por el contrario, seguirán existiendo algunos, pero menos, eventos de tiempo frío extremo, como las irrupciones que ocurren durante los meses fríos por la ondulación del chorro polar con vientos de componente norte o por la "ruptura" del vórtice polar, como actualmente está en boga. Veremos la nieve, grandes nevadas y temperaturas gélidas con vientos de norte, pero cada vez menos.

En resumidas cuentas, en un mundo más cálido por los efectos del ser humano en el sistema climático, los eventos extremos de frío en los meses invernales continuarán pero irán a menos, como se tiene constancia observacionalmente y como prevén los modelos numéricos de predicción climática, y que ya apuntaban en el pasado que iba a ocurrir en el futuro.