Altas anomalías del agua del mar en el Atlántico Norte y las precipitaciones de la DANA y la borrasca Nelson
Las altas temperaturas superficiales de las aguas, SST, del Atlántico Norte han podido contribuir a las eficientes tasas de precipitaciones sobre gran parte de España desde el 22 al 31 de marzo de 2024 ligadas a una DANA y a la borrasca Nelson, que probablemente han sido más activas de lo normal por dichos motivos
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En los últimos días de marzo de 2024, y durante gran parte de la Semana Santa de 2024, amplias zonas de España se han visto afectadas por una DANA, que se formó en las cercanías de Canarias y que, posteriormente, se desplazó hacia al sur peninsular, y por una activa borrasca bautizada como Nelson, que han dejado abundantes precipitaciones en amplias zonas peninsulares del oeste, centro y zonas del este, dentro de un temporal atlántico histórico por la beneficiosas precipitaciones en zonas de una sequía preocupante.
El posible papel de las altas temperaturas del agua del mar y las precipitaciones abundantes y eficientes en España
Es conocido que la formación de la DANA y de la borrasca Nelson se deben fundamentalmente a la ondulación de un intenso chorro polar que generó el descuelgue, primero, de la DANA, entre el 22-25 de marzo y, posteriormente, durante la Semana Santa 2024 de la activa borrasca Nelson con su centro situado al suroeste de la Islas Británicas pero que abarcaba a gran parte de España bajo su radio de acción.
Las condiciones dinámicas y térmicas de la atmósfera eran propensas para una situación de precipitaciones asociadas a estos dos sistemas que se desarrollaron en zonas del Atlántico Norte.
Pero estos dos sistemas sobrevolaron aguas relativamente más cálidas y húmedas que en condiciones normales. Además, captaron para sí lenguas de humedad venidas de latitudes más lejanas que sobrevolaban, también, aguas más cálidas de lo normal.
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Aguas más cálidas como fuentes de calor y humedad
Siempre se ha hablado que aguas más cálidas son sistemas que potencialmente pueden suministrar calor adicional que almacena el mar y ser fuente de humedad.
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Lo cierto es que las aguas cálidas del Atlántico Norte, que fueron sobrevoladas por la DANA y Nelson, tuvieron temperaturas entre 1-3 ºC por encima de sus valores normales, y así han estado sobre meses anteriores. Este hecho es como tener "gasolina potencial de primera calidad" para suministrar energía adicional a estructuras como las borrascas y las DANAs, que actúan como mecanismos de disparo para liberar estas energías almacenadas en los océanos y mares.
La cuenca del Guadalquivir ya esta casi al 40%, ha recogido esta semana más de 750 hm³ a esta hora.
— Embalses.net (@Embalses_net) March 31, 2024
Y sigue entrando agua a un ritmo muy alto.https://t.co/5itTklIjDP pic.twitter.com/zWY5vjPG4g
Al liberar dichas energías, se produce una repercusión clara y evidente: una bajada térmica acusada en las aguas durante los días en que se les robó calor. Y esto parece que ha ocurrido durante estos días cuando la DANA y la borrasca Nelson pudieron tomar energía/calor de las aguas cálidas que sobrevolaban y bajaron dichas temperaturas, como se muestra en los dos imágenes de arriba o en la secuencia de abajo.
Hay que hacer notar que en otras zonas del Atlántico Norte también han experimentado un enfriamiento relativo en este periodo, aunque siguen siendo altas.
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Se necesitan estudios detallados para analizar cómo las altas anomalías de la temperatura del agua del mar pudieron impactar en los efectos en superficie haciendo borrascas más activas e intensas, que, a su vez, pueden generar efectos en superficie más adversos: vientos más intensos, mala mar más adversa y lluvia y nevadas más eficientes y abundantes. Demostrar estos hechos, en esta situación concreta, quedan fuera de esta notas.