¿A quién pertenece la Luna?: millones de dólares y euros están en juego en la investigación lunar
A medida que más países y empresas privadas lleguen a la Luna, es posible que se necesite un nuevo marco legal adecuado y acuerdos internacionales para evitar conflictos en nuestro satélite
La pregunta inicial propuesta no es baladí: millones de dólares y euros están sobre la mesa en la investigación científica y comercial en nuestro satélite.
"Durante las últimas décadas se han invertido muchos cientos de miles de millones de dólares con la esperanza de que la Luna se convierta en un recurso para la actividad comercial, el desarrollo comercial de los minerales y el hielo de agua en la Luna", dice Anthony Grayling, filósofo británico y fundador del New College of the Humanities, NCH de Londres.
"La exploración de nuevas fronteras producirá nuevas formas de imaginar, nuevos desafíos, nuevas tecnologías que pueden ser de tremenda utilidad", dice Grayling, quien moderó una charla informal de la serie "Pensar el futuro" de Northeastern y recientemente publicó un libro en inglés, que traducido sería: "¿Quién es el dueño de la Luna? En defensa de los intereses comunes de la humanidad en el espacio".
La comercialización también puede crear fricciones y rivalidades entre diferentes partes, afirma, lo que puede conducir a posibles conflictos.
Acuerdos internacionales y actuales sobre la Luna
Sin embargo, Mai'a Cross, profesora decana de ciencias políticas, asuntos internacionales y diplomacia y directora del Centro de Asuntos Internacionales y Culturas Mundiales de Northeastern, no cree que las empresas o los Estados se aprovechen de la falta de regulaciones y comiencen algo conflictivo.
"La razón es que tenemos normas internacionales y tenemos diplomacia espacial en marcha", dice Cross. Históricamente, la interacción de los humanos en el espacio, afirma, ha sido muy cooperativa y pacífica.
El Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre o Exterior, un acuerdo multilateral firmado en 1967, proporciona algunas directrices, dicen los expertos, arraigadas en los principios de libre exploración y uso de los cuerpos celestes exclusivamente con fines pacíficos.
Según los acuerdos actuales, nadie puede reclamar territorio en la Luna por soberanía, ocupación de usuarios u otras razones. El tratado también estipula que no se pueden llevar armas nucleares ni armas de destrucción masiva al espacio ultraterrestre. Hasta ahora los gobiernos han impedido que se produzca la militarización del espacio.
Por ahora, la diplomacia espacial regula el diálogo en curso, que implica comunicación, transparencia y persuasión.
Estados Unidos ha estado acumulando aliados en torno a los acuerdos Artemis, un acuerdo multilateral no vinculante para devolver humanos a la luna para 2026, con el objetivo final de expandir la exploración espacial a Marte y más allá, firmado por 36 países, pero no por Rusia y China.
Rusia y China han unido fuerzas para construir la Estación Internacional de Investigación Lunar, dando la bienvenida a su alianza a varios otros países que no forman parte de los acuerdos de Artemis.
Los humanos deberían cooperar y participar en aventuras, dicen los expertos, traspasar límites y obtener nuevos conocimientos a través de la exploración juntos.
Texto tomado de la Universidad del Noreste.