El tiempo de este invierno: menos oestes, más variabilidad
Con el cambio de estación las miradas se centran en las previsiones a largo plazo, con mayor interés aún al tratarse del invierno. ¿Serán unos meses nivosos o predominarán las calmas anticiclónicos? Aquí te lo contamos.
El invierno astronómico comenzará este lunes 21 de diciembre, pero el climatológico ya lleva con nosotros unos días, ya que incluye los meses completos de diciembre, enero y febrero. Estas primeras semanas han transcurrido en general con ambiente templado y precipitaciones abundantes en numerosas zonas de la vertiente atlántica y mitad norte peninsular, con el paréntesis del puente, que fue muy frío. A medio plazo y coincidiendo con fechas navideñas, todo apunta a que las temperaturas suaves que tenemos estos días van a comenzar a bajar de forma significativa, aunque con precipitaciones escasas o al menos restringidas a zonas concretas.
Lo más habitual es que recurramos a los modelos estacionales, una herramienta en desarrollo e investigación constante que permite elaborar predicciones muy generales a largo plazo. Sin embargo, tan habitual es consultar los modelos estacionales como interpretarlos incorrectamente y es que no son una herramienta comparable a los modelos de predicción habituales. Debemos hacer uso de ellos como una herramienta probabilista que tan sólo nos indicará con los datos de partida, la probabilidad relativa con la que se producirá un escenario u otro.
Las temperaturas podrían ser algo más altas de lo habitual para las fechas
Actualmente, las predicciones estacionales que se pueden consultar en el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio se inclinaban por un comienzo del invierno normal o ligeramente húmedo en cuanto a precipitaciones, lo que se justifica con las bajas atlánticas que nos han afectado durante los primeros días del invierno climatológico, que contrasta con el ambiente inusualmente templado que está teniendo el ecuador de diciembre. Probablemente, en este último tercio del mes de diciembre, las temperaturas desciendan lo suficiente como para que el mes finalice próximo a valores normales.
En lo que respecta a enero, el escenario más probable contempla temperaturas próximas a los valores normales y precipitaciones más bien escasas en el sureste de Europa y por tanto en el entorno de la Península Ibérica. Una tendencia que se mantendría en el mes de febrero, cuando las temperaturas además podrían quedar algo por encima de los registros medios. Los modelos de previsión americanos publicados por la NOAA reafirman estas anomalías, si bien contemplan temperaturas algo más elevadas y precipitaciones algo menos escasas en nuestro entorno.
Con una circulación zonal poco definida, las diferencias regionales pueden ser importantes
Hay un detalle que no debe pasar desapercibido: aunque estos modelos prevén un invierno seco en el entorno de la Península Ibérica, no consideran que lo sea de forma uniforme. De hecho en el área mediterránea no se espera que las precipitaciones se alejen demasiado de la media según estos modelos, e incluso enero podría ser húmedo por allí, según el ECMWF. Esto podría interpretarse como una mayor probabilidad de producirse situaciones que impliquen circulaciones poco definidas en nuestra latitud, sin una circulación zonal persistente, y por tanto propensas a cambios significativos entre unas regiones y otras.
Esto último nos lleva a comentar también que estos modelos no sólo deben interpretarse de una forma probabilista, sino que además debe hacerse de forma general, a gran escala, y no utilizarse para predicciones regionales, ya que los sistemas meteorológicos pequeños que a menudo son los que causan mayor impacto local y social, son invisibles para estas herramientas de predicción. Habrá que ir por tanto corroborando o desmintiendo con los modelos convencionales estas primeras impresiones sobre el invierno a medida que transcurran las semanas.