Mañana un gran anticiclón de 1040 hPa irrumpirá en España y dejará nieblas espesas durante días
Un potente anticiclón de más de 1040 hPa, traerá a buena parte de la Península espesas nieblas y otros fenómenos asociados como cinarra y fuertes heladas. ¿En qué consisten estos fenómenos?
Se espera que en la primera mitad de la semana que viene se instale sobre la Península una potente anticiclón. El lunes y martes, la presión en superficie podría superar los 1040 hPa generando condiciones favorables para nieblas y heladas intensas. La situación será transitoria, debido a la llegada de una vaguada y frente frío por el noroeste a partir del miércoles.
El tiempo anticiclónico en invierno tiene unas implicaciones previsibles: ambiente gélido por la mañana, heladas y nieblas espesas. Las largas noches de invierno, libres de nubosidad y viento, implican que el poco calor acumulado durante el día se pierda y el enfriamiento de las capas bajas es intenso. Esto da lugar a nieblas por un mecanismo que explicaremos a continuación.
Noches frías y nieblas espesas
Del lunes al martes se esperan heladas generalizadas en ambas Castillas, Comunidad de Madrid, La Rioja, Navarra, Aragón e interior de Cataluña. Las temperaturas no solo bajarán de los 0 ºC, sino que se esperan entre -2 y -6 ºC en zonas llanas con abundante escarcha matinal. Si a ello le sumamos la niebla, el resultado será un ambiente muy desapacible a primeras horas del día, son posibilidad de cencellada en algunas provincias.
A partir del lunes, las nieblas podrían ser espesas y persistentes en la meseta norte, meseta sur, Comunidad de Madrid, interior de Cataluña (hacia la depresión de Lleida) y otros puntos de La Rioja, Navarra y valles en regiones montañosas. Es probable que en las próximas horas la AEMET active avisos amarillos por este fenómeno en algunas de las zonas mencionadas. Las nieblas serán especialmente densas en las riberas de los ríos, valles y depresiones.
Nieblas de radiación
Este es el tipo de niebla más frecuente en España, notándose especialmente en zonas continentales de la Península y Baleares. Al caer la noche, el calor absorbido por la superficie terrestre se pierde por radiación. Como consecuencia, las capas de aire en contacto con el suelo se enfrían mucho más que las que se encuentran en niveles superiores. Esto genera un fenómeno conocido como inversión térmica, por el que hace más frío en sitios bajos y valles respecto de los lugares que se encuentran a mayor altitud.
A medida que el aire se enfría por radiación, su capacidad de contener humedad se reduce, hasta el punto de alcanzar el nivel de condensación. En este momento, el excedente de humedad se condensa formando minúsculas gotitas de agua en suspensión y empieza a aparecer la niebla. La niebla de radiación depende pues del enfriamiento de las capas bajas, que solo es posible en condiciones de calma anticiclónica.
La niebla no es más que una nube (stratus) formada al nivel del suelo, reduciendo considerablemente la visibilidad. Cuando el grosor de los stratus es importante, puede producirse un fenómeno conocido como cinarra. Son pequeños trocitos de hielo semejantes a la nieve pero con una velocidad de caída mayor y de un color blanco opaco. Al ser vistos desde el microscopio, los gránulos de cinarra no presentan las formas de prisma o estrella características de los copos de nieve.