¡Llega La Niña! Los efectos que podría tener este invierno en España
La Oscilación del Sur (ENSO) es un ejemplo evidente de la interacción entre la atmosfera, los océanos y el engranaje perfecto, caótico y complejo que supone el sistema atmosférico.
La Niña es una de las fases de la Oscilación del Sur (ENSO) que consiste en un enfriamiento superior a lo habitual de las aguas superficiales del Pacífico central y oriental más próximo del Ecuador. Este patrón o proceso ya se está desarrollando en esta zona y distintas fuentes de información meteorológicas lo están verificando. Así lo ha confirmado este mes de octubre la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), añadiendo que este fenómeno afectará a las condiciones de temperatura y precipitación en todos los Estados Unidos.
Se trata de la fase 'opuesta' al ciclo del Niño, momento en que se produce un calentamiento anómalo de la superficie oceánica del centro y este del Pacífico, dando lugar a precipitaciones intensas en América del Sur y un reforzamiento de la zona de convergencia intertropical. La fase fría del 'ENSO' -La Niña- provoca un enfriamiento anómalo de la superficie oceánica que implica condiciones más secas, frías y estables en estas regiones del Pacífico.
A su vez, los vientos alisios reforzados trasladaran la humedad y el calor hacia el Pacífico Occidental, dando lugar a una intensificación de las lluvias en Indonesia y Australia. Así pues, tenemos una dicotomía atmosférica entre el tiempo seco en América del Sur y el ambiente lluvioso e inestable en Asia suroriental.
La NOAA estima que hay un 90% de probabilidades que La Niña persista durante este próximo invierno, mientras que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) calcula que hay un 60% de probabilidades de este fenómeno entre el diciembre 2021 y febrero 2022.
Consecuencias de 'La Niña' en España
Hay una cierta correlación entre la aparición de 'La Niña' en el Pacífico y las condiciones atmosféricas en nuestro país. Esa conexión es más fuerte en otoño y algo más débil y ambigua en invierno. A pesar de ello, hay incertidumbre y una exactitud limitada.
Otoño 'veraniego'
Se produce una cierta prolongación del verano hacia el otoño en España, con ambiente más seco de lo normal y temperaturas superiores a las habituales. Los años de 'La Niña' suelen dar un tiempo seco entre septiembre y noviembre en la Península Ibérica, hecho que está sucediendo y estamos viviendo, en general.
La aparición de La Niña está asociada a un fortalecimiento del monzón de la India, que a su vez prolonga su influencia estival sobre la Península Ibérica con un verano extendido. Esta correlación se produce porque hay una intensificación de la circulación tipo Walker (zonal), que tiende a fortalecer los movimientos descendentes sobre la Península en otoño, hecho que se traduce en estabilidad atmosférica.
Invierno seco, salvo en el mediterráneo
Si en otoño está bastante definido el patrón, en invierno se diluye porque España deja de estar bajo la influencia de la circulación subtropical y entran en juego más factores. Sin embargo, hay una "señal más evidente y variable" a finales de invierno, según nos confirma AEMET.
Así pues, el invierno de La Niña está asociado con una Oscilación del Atlántico Norte positiva (NAO+), hecho que produce una intensificación y desplazamiento hacia latitudes altas de la corriente en chorro. Esta circunstancia dejaría un tiempo seco y estable en la Península, con la salvedad de la fachada mediterránea y noreste, dónde se podrían descolgar danas. En estas regiones podríamos tener un invierno más frío de lo normal y un poco más húmedo.
Invierno 2021: 'Niña' y Filomena' a la vez
La Niña está asociada a una NAO+, con un chorro polar intenso y un vórtice polar estratosférico fuerte, en general. Durante el pasado invierno sucedió lo contrario, porque coexistieron La Niña en el Pacífico con un vórtice polar estratosférico débil, consecuencia de un gran calentamiento repentino estratosférico. Esto dio lugar a un chorro inestable y ondulado, con el gran episodio de nevadas de 'Filomena' y nevadas excepcionales en Estados Unidos.
Esta circunstancia tampoco es tan "anómala": casi el 70% de las configuraciones atmosféricas derivadas de un vórtice polar estratosférico débil pueden producir una fase negativa de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO-).