Dos borrascas para el puente del Pilar y síntomas de cambio de patrón en España, ¿tendremos un otoño-invierno lluvioso?
El bloqueo anticiclónico y las altas temperaturas tienen sus días contados. El tiempo cambiará durante el Puente del Pilar: llegan lluvias y un descenso térmico.
El bloqueo anticiclónico y las temperaturas anómalamente altas seguirán acompañándonos hasta el próximo jueves –Día del Pilar y de la Hispanidad–, pero la situación comenzará a cambiar a partir del viernes.
En el Atlántico Norte, situada bastante al oeste de la Península, tenemos una profunda borrasca de la que, previsiblemente, el viernes se descolgará un frente que dejará lluvias principalmente en el noroeste peninsular, sobre todo en Galicia, donde arreciarán los vientos y tendremos temporal marítimo.
El puente del Pilar traerá un importante cambio de tiempo
El panorama meteorológico comenzará a cambiar a partir de esta jornada, nublándose los cielos y bajando las temperaturas en la mayor parte del territorio peninsular. Por Canarias todavía seguiremos con intenso calor la mayor parte de la semana. Será a partir del domingo cuando lleguen algunas lluvias al archipiélago y se empiece a experimentar un descenso acusado y progresivo de las temperaturas, de cara a la próxima semana.
Tras esa primera borrasca, todo apunta a que irán llegando otras por detrás. La segunda alcanzará la Península el domingo y dejará lluvias abundantes en el noroeste peninsular. Este episodio coincidirá con el último día del Puente y la operación retorno.
Según avance la jornada dominical las lluvias irán alcanzando otras zonas de la vertiente atlántica, pudiendo también llover con intensidad en Extremadura, el oeste de Andalucía y en el Cantábrico Oriental. Este episodio de lluvias vendrá acompañado de un descenso general y acusado de las temperaturas. Estarán más ajustadas a las que cabe esperar a mediados de octubre.
¿Será húmedo lo que resta del otoño y el invierno?
Con ese cambio de tiempo a las puertas, nos preguntamos si ese cambio en el patrón meteorológico, con la rotura de la situación de bloqueo que nos acompaña desde comienzos del otoño, se prolongará en el tiempo y será el anticipo de una sucesión de situaciones atlánticas que sigan dejando lluvias y den paso a lo que resta de otoño y el invierno húmedo en la Península, Baleares y Canarias. La clave puede estar en el evento de El Niño, aunque hay más actores implicados, lo que complica la predicción.
Las predicciones estacionales, como la del Centro Europeo que acompaña estas líneas, toman como estado inicial las temperaturas de la superficie oceánica y el contenido de calor almacenado. La entrada en escena del actual evento de El Niño, el pasado mes de mayo, introdujo una anomalía positiva que ha ido aumentando desde entonces y que alcanzará su máximo a finales de año, siendo muy probable que tengamos un SuperNiño (evento fuerte).
Tal y como señala Belén Rodríguez de Fonseca, catedrática de Física de la Tierra de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid y experta en teleconexiones: “tenemos un Niño con anomalías muy altas y, por otro lado, un Atlántico Norte muy cálido y un dipolo del Índico (IOD) positivo”.
Añade esta especialista que, si bien El Niño se relaciona con una NAO- (patrón de lluvias abundantes), “hay trabajos que diferencian entre la respuesta en noviembre-diciembre y la de enero-febrero”, de manera que se pasa de una NAO+ a una NAO-. No podemos olvidarnos de que la variabilidad en latitudes medias es particularmente elevada en invierno, distorsionando la señal de El Niño.
¿Qué papel puede jugar la anomalía térmica del Atlántico?
Este año son varias las singularidades, lo que introduce incertidumbre a la predicción estacional. Los Niños fuertes, como al que nos dirigimos, favorecen más las situaciones de bloqueo que las de NAO-, de manera que –sobre el papel– las bajas presiones dominan en la parte oeste del Atlántico subtropical y las altas en la oriental. No obstante, el hecho de que las aguas del Atlántico estén tan cálidas puede debilitar al anticiclón de las Azores. En lo que respecta al IOD, éste se relaciona con la NAO+.
Así las cosas, Belén Rodríguez de Fonseca es prudente en su vaticinio. De entrada, ve factible un otoño-invierno húmedo, pero advierte que “no sabemos muy bien cómo va a ser la respuesta al resto de forzamientos del océano porque los modelos actuales tienen problemas a la hora de reproducir las teleconexiones forzadas por otros océanos.” Esto rebaja algo su optimismo, pero su experiencia le hace pensar en que al final cambiará el patrón meteorológico y llegarán las ansiadas lluvias.