El verano de 2025 en Europa apunta a ser dinámico: comienzo lluvioso y alto riesgo de olas de calor en meses centrales

La previsión para la transición entre la primavera y el verano (abril-mayo-junio) indica una anomalía de bajas presiones sobre Europa occidental y noroccidental, favoreciendo un flujo de aire más húmedo procedente del Mediterráneo que dará lugar a registros importantes de precipitaciones en gran parte de la región.

Mientras tanto, el sudeste del continente podría experimentar condiciones más secas de lo habitual para las fechas debido a la influencia de una zona de altas presiones que se expande desde el este de Europa.

Junio puede comenzar con inestabilidad, ¿qué podría pasar después?

Las primeras tendencias para junio apuntan a un patrón de bajas presiones sobre el Atlántico Norte, que se extenderá hacia el noroeste de Europa, mientras que se espera que una dorsal anticiclónica se refuerce sobre el centro y el este de Europa. Esta configuración puede dar lugar a temperaturas superiores a la media en la mayoría de las regiones europeas, con anomalías más marcadas en el centro, sureste y norte del continente.

La presencia de bajas presiones o descuelgues de aire frío sobre el Atlántico Norte podría situaciones de tormentas localizadas. En cuanto a las precipitaciones, se espera una tendencia húmeda en el norte y noroeste de Europa, mientras que el sur y sureste el escenario más probable a día de hoy señala un comienzo de verano más seco.

Para julio, un patrón anticiclónico más persistente se establecería sobre el centro y el norte de Europa, limitando la influencia de los sistemas de bajas presiones y provocando un repunte de las temperaturas, cosa que por otra parte es habitual en esta época.

Las previsiones apuntan a un fuerte aumento del calor, sobre todo en Francia, Alemania, España, Portugal e Italia, donde pueden ser más probables las olas de calor o episodios de altas temperaturas prolongados. Las bajas presiones en el Atlántico Norte mantendrán relativamente frescas algunas zonas del Reino Unido y Escandinavia.

En cuanto a las precipitaciones, es probable que las condiciones anticiclónicas generen una tendencia a una falta de lluvia prolongada en Europa central, lo que podría agravar los problemas hídricos y aumentar el riesgo de incendios forestales. El norte de Europa, sin embargo, podría experimentar cierta inestabilidad atmosférica debido a la interacción de masas de aire contrastadas.

¿Y cómo podría ser el final del verano?

En agosto, se espera que la situación de bloqueo atmosférico se consolide sobre el centro y el norte de Europa, lo que daría lugar a temperaturas persistentemente altas. Las regiones más afectadas podrían ser Francia, Alemania, la región del Benelux, Polonia y parte del Reino Unido.

Las precipitaciones serán escasas en la mayor parte de las regiones centrales y septentrionales de Europa, lo que puede agravar la situación de sequía en algunas regiones. Por el contrario, las zonas del este de Europa y la región de los Balcanes podrían experimentar cierta inestabilidad debido a la influencia de un sistema regional de bajas presiones.

El modelo canadiense CANSIPS sigue la tendencia indicada por el ECMWF, nuestro organismo de referencia, lo que corrobora la alta probabilidad de una anomalía de altas presiones sobre el norte y el centro de Europa, que refuerza la previsión de un verano cálido y seco.

Este modelo también indica temperaturas superiores a la media y condiciones de sequía prolongada en el centro y norte de Europa, al tiempo que apunta a cierta inestabilidad atmosférica en la cuenca mediterránea.

Por tanto, las primeras tendencia para el verano muestran un patrón dinámico, con un comienzo inestable que dejará paso a condiciones secas y temperaturas por encima de lo normal en los meses centrales, en la canícula. Con estas primeras proyecciones, es esencial seguir vigilando los modelos en los próximos meses para realizar un análisis más detallado.