Predicción estacional: ¿qué tiempo hará esta primavera climatológica?
Los modelos estacionales ya nos adelantan qué características puede tener esta primavera de 2020. ¿Habrá cambios tras un febrero inusualmente cálido y anticiclónico? ¿Son realmente fiables los modelos estacionales? Aquí hablamos de ello.
Aunque el invierno astronómico todavía tiene algunas semanas por delante, el 'meteorológico' finalizó ayer. Ya estamos en la primavera climatológica, que comprende los meses íntegros de marzo, abril y mayo. Este pasado invierno ha resultado ser bastante cálido, destacando especialmente el mes de febrero en el que han caído numerosos récords de temperatura y además ha resultado ser muy seco. A priori es muy complicado saber si la primavera seguirá en esta línea o se comportará de forma totalmente diferente, sin embargo ya tenemos algunas pistas.
Para empezar hay que tener en cuenta que con marzo llega una época de cambios importantes a nivel hemisférico. La radiación solar aumenta a un ritmo mucho mayor y el equilibrio térmico que existía en latitudes medias y altas durante el invierno se rompe. Con esta situación el chorro polar suele ondularse y volverse mucho más inestable, propagando y desarrollando borrascas en latitudes que en invierno eran poco habituales. Este año los modelos estacionales insinúan que marzo puede traer cambios con respecto a febrero, pero se muestran reacios a predecir una primavera húmeda o fresca en su conjunto.
Precipitaciones y temperaturas más normales en marzo
El modelo europeo muestra una tendencia ya persistente a situar marzo en torno a la media en cuanto a precipitaciones, incluso ligeramente por encima, lo que cuadraría con un chorro polar más ondulado y su facilidad para generar borrascas en nuestras latitudes. Además, las anomalías positivas de temperatura no deberían ser tan marcadas como en febrero, si bien seguirían estando sensiblemente por encima de los valores promedio de un mes de marzo.
Sin embargo, abril y mayo no se presentan de la misma forma. Hasta ahora, las previsiones estacionales facilitadas por nuestra fuente, el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio (CEPPM o ECMWF), muestran una tendencia bastante firme a experimentar temperaturas por encima de lo normal en el sector de la Península Ibérica y precipitaciones por debajo de lo habitual en buena parte del sur de Europa, siendo especialmente significativo este déficit de precipitaciones en el área mediterránea.
El ECMWF no está solo en su predicción
Aunque esto ni mucho menos otorga seguridad en una predicción estacional, sí conviene resaltar que otras previsiones estacionales, como la emitida por la AEMET o la que muestra el CFS americano, coinciden en buena medida en situar la primavera con temperaturas superiores a las habituales y las precipitaciones en torno a la media o inferiores, si bien no tan escasas como durante el invierno. En el caso del CFS estas anomalías permanecerían constantes durante la primavera, mientras que el ECMWF es más insistente en acentuarlas durante los meses de abril y mayo, y no tanto en marzo.
¿Son fiables estos modelos?
Antes de responder directamente a esta pregunta hay que tener en cuenta varias características fundamentales de este tipo de predicciones. Estos modelos no trabajan de la misma forma que los convencionales que se usan para los pronósticos a medio plazo. Antes de hacer uso de ellos no sólo debemos tener en cuenta que se deben interpretar como un indicador de probabilidad, sino que también trabajan a escala sinóptica y planetaria, es decir, no son útiles para predicciones locales o regionales. Cuanto más se profundiza en una predicción climática o meteorológica, más grande es el error cometido.
Por tanto, centrándonos en la pregunta, podemos concluir diciendo que estos modelos sólo son una herramienta experimental que puede resultar útil para realizar una predicción general y/o probabilistica, dando una idea aproximada de qué tendencia puede esperarse a largo plazo de la evolución de parámetros directos como la temperatura o las precipitaciones. No pueden detectar sistemas meteorológicos como frentes, ciclones o bajas aisladas, capaces de alterar el carácter general de un mes en apenas unos días de incidencia, por lo que estas previsiones pueden cambiar de unas regiones a otras con el paso de las semanas o incluso no cumplirse en determinadas zonas.