Tormentas organizadas. La unión hace la fuerza
Existe una amplia variedad de sistemas tormentosos, de diferentes escalas y características. Aparte de la tormenta eléctrica ordinaria (de masa de aire) se forman tormentas multicelulares, supercélulas, sistemas convectivos de mesoscala, líneas de turbonada y derechos.
Si pensamos en una tormenta, lo primero que nos viene a la cabeza es la típica tormenta de primavera o verano. En Meteorología a estas tormentas se las conoce como de masa de aire. Se forman preferentemente entre los meses de mayo y septiembre, cuando el aire junto al suelo es cálido y su contenido de humedad es alto.
La elevada insolación, en combinación con la presencia de aire algo más frío de lo normal en capas medias y altas de la troposfera, favorece su rápido desarrollo a primeras horas de la tarde, disipándose también con rapidez tras la puesta de sol. Aparte del aparato eléctrico, da lugar a chubascos de lluvia cortos e intensos, ocasionalmente de granizo, así como a ráfagas fuertes de viento.
Estas tormentas eléctricas no están asociadas a ningún frente, ni las provoca ningún otro mecanismo atmosférico a gran escala. A nivel local interviene el factor orográfico. En las zonas de montaña el aire es forzado ascender, particularmente en las laderas de solana (las que reciben una mayor insolación), se potencia la convección y crecen nubes de desarrollo vertical que culminan muchas veces en las citadas tormentas.
Cuando la inestabilidad atmosférica es grande y afecta a una vasta región terrestre (entorno sinóptico favorable) los ascensos de aire se generalizan, formándose simultáneamente muchas células de convección, no solo en las áreas de montaña, que comienzan a interactuar entre ellos, alimentándose unos a otros y dando lugar a sistemas tormentosos de mayor magnitud y más duraderos, dando lugar a un tiempo muy adverso.
Multicélulas y supercélulas
La interacción de diferentes células tormentosas da lugar a un sistema más organizado conocido como tormenta multicelular o multicélula. En él, cada elemento tormentoso que lo forma está en una etapa de desarrollo diferente. Su ciclo de vida puede ser de varias horas. Durante ese tiempo se generan simultáneamente células nuevas y las más viejas alcanzan su fase de madurez y se disipan.
Aunque casi todas las tormentas eléctricas son multicelulares, el concepto de tormenta multicelular solo se aplica al sistema tormentoso –con excepción de la supercélula– formado por una célula tormentosa principal (célula madre), de gran tamaño, cuyo frente de racha favorece el desarrollo, a su alrededor, de un conjunto de tormentas de menor entidad (células hijas). Este sistema tormentoso genera muchos rayos, rachas de viento muy fuertes y violentas, lluvias intensas, granizo menudo o de tamaño intermedio y, ocasionalmente, tornados débiles y trombas marinas.
La supercélula a la que ya hemos hecho referencia es uno de los objetos de deseo de los cazadores de tormentas y tornados. Observada a cierta distancia es una de las estructuras nubosas más bellas y fotogénicas que existen. Se trata de un sistema tormentoso rotatorio (una de sus principales singularidades) de grandes dimensiones, dotado de un alto grado de organización, cuya duración es bastante mayor que la de una tormenta ordinaria.
Se forma en entornos de elevada inestabilidad atmosférica, en los que se favorece la convección profunda. En su parte central se localiza un mesociclón, formado por una vigorosa corriente ascendente interior, rodeada de violentísimas corrientes descendentes laterales. El carácter estacionario de dicha estructura giratoria favorece la formación de fenómenos adversos que causan gran devastación, tales como tornados, pedrisco (granizo de gran tamaño) y rachas de viento muy violentas.
Tormentas alineadas
En ocasiones, se dan condiciones favorables para que varias tormentas se alineen y avancen de manera parecida a como lo hace un frente nuboso convencional. En Meteorología recibe el nombre de línea de turbonada la banda estrecha y alargada a lo largo de la cual se distribuye un conjunto de tormentas. El viento cambia bruscamente de dirección y aumenta de intensidad al paso de esta línea tormentosa no frontal, produciéndose la referida turbonada.
Las más intensas (severas en el argot meteorológico) vienen precedidas por un murallón nuboso de aspecto amenazante, que adopta la forma de rodillo (arcus). Aparte de las violentas ráfagas de viento que se generan, las tormentas dejan breves e intensos aguaceros, acompañados muchas veces de granizo.
Un caso extremo de línea de turbonada es el derecho. Antes de pasar a describirlo, detengámonos en su nombre, ya que se conoce así, con esa palabra en castellano, a nivel internacional. El término fue empleado por primera vez por el químico de origen alemán Gustavus Detlef Hinrichs (1836-1923), en un trabajo que publicó en 1888 en la revista American Meteorological Journal.
Nombró así al fenómeno atmosférico que había observado en el estado de Iowa (EEUU) el 31 de julio de 1877; violento como un tornado, pero de diferentes características. Mientras que, como sabemos, el tornado genera vientos rotatorios alrededor suyo, en el caso del derecho, los vientos “van derechos” (de ahí su nombre) únicamente en la dirección de desplazamiento de la línea de turbonada.
Los derechos generan vientos muy intensos y racheados que surgen a lo largo de una línea de turbonada de gran severidad. Llegan a alcanzar varios centenares de kilómetros de largo y se desplaza con rapidez sobre el terreno. Los vientos de efectos devastadores que generan son la consecuencia del conjunto de reventones que dejan a su paso las tormentas que forman esa estructura en línea, asociada con frecuencia a un sistema convectivo de mesoscala.
La diferencia entre un frente de racha y un derecho es que en este último caso los vientos son sostenidos y aumentan por detrás de la línea tormentosa. Los derechos pueden llevar también asociados tornados y dar lugar a fuertes precipitaciones e inundaciones repentinas.
Los sistemas convectivos de mesoscala (SCM)
Terminamos este repaso a las tormentas organizadas hablando de los sistemas convectivos de mesoscala (SCM). Esta estructura es un sistema tormentoso de grandes dimensiones y con un alto grado de organización, formado por un conjunto de tormentas en su parte delantera que se autoalimentan y que aportan, a su vez, grandes cantidades de vapor de agua a la parte trasera del sistema, dominada por nubosidad de tipo estratiforme, donde se producen precipitaciones muy intensas y eficientes.
Su ciclo de vida alcanza hasta varias horas de duración (más de 24 horas en algunos casos), superando con creces el de una tormenta ordinaria. El tamaño de un SCM es también muy superior al de una célula tormentosa ordinaria, alcanzando en la vertical el nivel de la tropopausa y extendiéndose en la horizontal varios centenares de kilómetros. Si el sistema alcanza determinado tamaño y presenta ciertas características, pasa a ser catalogado como un complejo convectivo de mesoscala.