Sirio, Egipto y nuestro santoral
En el tiempo de los faraones las estrellas dictaban las labores agrícolas y en nuestra época el santoral marca el período de máximo calor, ¿Cuál es la relación entre ambas culturas? ¿Sabéis qué es la canícula?
En el antiguo Egipto la primera aparición de Sirio por el este, después de su período de invisibilidad, coincidía aproximadamente con el comienzo de las inundaciones. Esta estrella centelleando fugazmente, precediendo a la salida del Sol y el río desbordándose, restituyendo la vida a la tierra seca, marcaba el inicio del año en el calendario egipcio hace unos 6.000 años.
Sirio, la estrella más brillante en nuestro firmamento
Este sol, alejado a unos 8,6 años luz de la Tierra, se encuentra en la constelación de Canis Major, el “Can Mayor”, siempre ha estado muy relacionado con los perros. Por ejemplo, los romanos denominaban a los “días del perro”, la aparición de este astro en el firmamento, con el nombre de “canícula” y que coincidían con los días más ardientes. Este culturismo ha llegado hasta nuestra época y se ha conservado en la lengua española para reflejar al período de mayor calor.
Según la RAE y en la segunda acepción de esta palabra, nos vuelve a hablar de “la aparición de Sirio junto al Sol y que antiguamente coincidía con el período de más calor en el hemisferio norte”; pero en la época a que nos referimos, aproximadamente en el IV milenio a.C. esto se producía mediada la primavera.
De Virgen a Virgen los sesos se derriten
En nuestra época nos encontramos con que estos días del perro se han trasladado al período central del verano, aunque no hay un acuerdo unánime sobre las fechas de su inicio y final.
En muchas zonas de la península Ibérica se considera a la canícula como el período de tiempo que va desde la virgen del Carmen, el 16 de julio, hasta la Asunción, el 15 de agosto. Mientras que en Mallorca, por ejemplo, hacen mención a “Sa monja l'encén i es frare l'apaga”:“la monja lo enciende (el calor, la canícula) y el fraile lo apaga”, haciendo referencia al aumento del calor por santa Margarita, el 20 de julio y a su posible disminución por san Bernardo el 20 de agosto.
Sea en un momento u en otro, siempre aproximadamente entre mediados de julio y de agosto, observamos una diferencia sustancial entre nuestra época actual y la del inicio del calendario egipcio. Esta variación se debe, principalmente, a la precesión de los equinoccios, que es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra.