San Bartolomé y, ¿el fin del verano?

El jueves fue el día de San Bartolomé, que según la sapiencia popular suele marcar el declive del calor más acentuado. ¿Será el caso? Lo que sí sabemos es que este estío ha provocado un adelanto en las labores de vendimia que puede salvar la cosecha del año.

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Las labores de vendimia se han adelantado hasta 20 días en algunos puntos del país, eso puede salvar la recolecta. Foto: EUROPA PRESS.


A finales de junio hablaba de la posibilidad de que las precipitaciones, que rompieron la primera ola de calor, pudieran retrasar el ciclo de la vid y poner en peligro la vendimia si las lluvias empezaban pronto en septiembre.

Sí que parece que una nueva Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) va a producir precipitaciones, puntualmente fuertes o muy fuertes, acompañadas de tormentas y localmente con granizo. Pero lo que no nos imaginábamos es que el verano pudiera ser tan caluroso como para provocar un adelanto en las labores de la vendimia de entre 10 y 20 días, según las zonas peninsulares en las que nos encontremos. En Galicia se considera “la más tempranera en las últimas tres décadas”, tal y como informó ayer El Faro de Vigo.

Siempre por San Bartolomé, tronaditas ha de haber

Si los modelos meteorológicos se cumplen, desde hoy la inestabilidad será la noticia principal en los espacios dedicados a la meteorología. Las precipitaciones van a regar una parte muy importante de la geografía peninsular, provocando también un importante descenso de temperaturas.

Los acumulados de precipitación pueden llegar a ser muy importantes en puntos de la mitad sur peninsular, ¿tanto como para dar por concluido el verano? Mucha inercia llevamos de calor por lo que sería raro un final tan brusco y tan tempranero, sólo espero que sí ayuden algo a paliar la sequía tan importante que tenemos y que no sean el preludio de “agosto seca las fuentes/los montes, y septiembre se lleva los puentes”.

Las estelas de condensación avisan del cambio de tiempo

Cuando en el cielo azul empezamos a observar los rastros que los aviones van dejando a su paso, nos encontramos con un indicio de la entrada en niveles altos de la atmósfera de un aporte de humedad extra que ayuda a la aparición de las estelas de condensación. Si, además, observamos que estos rastros van aumentando y que su duración es mayor, está claro que a grandes altitudes sigue entrando cada vez más humedad y que se inicia un descenso de la temperatura.

 Y los cirrus flocus, también

Esta especie de cirrus, no tan habitual como los fibratus, uncinus o spisatus, en la que cada elemento nuboso está constituido por un copo pequeño de aspecto cumuliforme, y cuya parte inferior, más o menos desgarrada, va a menudo acompañada de virga, también nos está indicando un aumento en la humedad y cierta inestabilidad que ayuda a la formación de esa “cortina” que sale de la base de la nube.

Flocus
Cirrus flocus con sus características virgas. Foto de Fernando Llorente (Rumtor).

Con la aparición de estos dos indicativos en los cielos del interior de la Península parece evidente que se avecina un claro cambio atmosférico y, como decían “los tacañones” en el 1, 2, 3 cuando se acababa el tiempo de los concursantes, “¡campana y se acabó!” Por el momento para la estabilidad y el calor agobiante de las últimas jornadas.