Sal en la carretera: por qué sí y por qué no
Los planes de vialidad invernal incluyen el esparcimiento de sal en las carreteras como medida para evitar las placas de hielo, pero ¿por qué se usa y hasta dónde esta práctica es un acierto?
Desde noviembre hasta el mes de abril las Comunidades Autónomas tienen activado el plan de vialidad invernal correspondiente. Con él hacen frente a las adversidades meteorológicas que nos deja esta estación y una de las prácticas más habituales es el esparcimiento de sal en las carreteras, pero empecemos por el principio: ¿Por qué se echa sal en la carretera?
La respuesta al uso de sal para evitar la formación de hielo la tiene la química. Como ya sabemos, el agua está formada por una molécula de oxígeno y dos de hidrógeno. Su fuerza de atracción viene definida por los puentes de hidrógeno. Cuando la temperatura está por encima de los cero grados, las moléculas se mueven muy deprisa y los enlaces no tienen fuerza para estar unidos. En cambio, cuando la temperatura desciende, también lo hace la velocidad de las moléculas favoreciendo así los enlaces y dando como resultado el hielo. ¿Y qué pasa cuando añadimos sal?
Si añadimos sal los iones de sodio y de cloro atraen al hidrógeno y al oxígeno rompiendo los puentes de hidrógeno. Es decir, el agua no se solidifica y no se forman placas de hielo. La temperatura de congelación desciende entonces hasta los -21⁰C. Por ello la sal es una buena medida preventiva frente al hielo.
Unas veces la sal común se esparce directamente en carretera, pero otras lo que se utiliza es la salmuera. La salmuera es sal disuelta en agua con al menos una concentración del 5% de cloruro de sodio. A veces, junto con la sal, se esparce también arena para favorecer el agarre de los neumáticos de nuestros vehículos.
Ventajas e inconvenientes de la sal
La principal ventaja del uso de sal para hacer frente a las placas de hielo y la nieve es básicamente su eficiencia. Su acción es rápida y además económica. Es fácil de almacenar y de manipular ya que su esparcimiento es sencillo. Por poner un ejemplo, la Comunidad de Madrid dispone, en la campaña de este año, de 5.000 toneladas de sal repartidas en 29 silos y 13 naves además de 10 plantas de fabricación de salmuera.
No obstante, tiene algunas desventajas. La más importante es que causa problemas en el medioambiente. El exceso de sal en las carreteras llega a las cunetas secando plantas, hierbas y árboles. Afecta, además, a la alimentación de algunos animales y cursos de agua naturales. Por ello, los planes de vialidad invernal no permiten el esparcimiento de sal en los bordes de la carretera, sino a unos 50 cm del borde para no desperdiciar la sal y evitar problemas de contaminación.
¿Sabías que durante las campañas invernales el pavimento se deteriora más? Además de deteriorar el medioambiente, también causa daños en las infraestructuras. La sal es muy corrosiva acelerando los procesos de corrosión y oxidación de los metales. Daña los quitamiedos, las farolas, las señales y también nuestros coches. De hecho, en algunos países se utiliza cada vez menos la sal con este fin e incluso ha dejado de utilizarse por completo empleando otras sustancias anticongelantes. La pega es que son productos más caros.