¿Qué novedades hay en la capa de ozono?
Tras la prohibición de los clorofluorocarbonos, el agujero de la capa de ozono ha experimentado una mejoría pero ha comenzado a debilitarse en otras zonas del planeta. ¿Dónde y por qué?
El próximo domingo, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono y es la excusa perfecta para recordar por qué hay que protegerla, quiénes son sus enemigos y, de paso, echar un vistazo a su estado actual y perspectiva futura.
El Protocolo de Montreal, un punto de inflexión
Desde que en 1985 se creara la alarma porque el nivel de ozono estaba disminuyendo en la Antártida y, en consecuencia, se estaba abriendo un agujero en la llamada “capa de ozono”, la firma mundial de un documento relativo a la prohibición de las sustancias que agotan tal capa -llamado Protocolo de Montreal- hizo que, a día de hoy, podamos afirmar que este agujero está cerrándose en su parte más amplia -la Antártida- pero (no todo iban a ser buenas noticias) que también está degradándose en capas intermedias…
Tal descubrimiento vio la luz a principios de este año, donde tras varios estudios, la NASA -en español, Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio- pudo confirmarlo: la capa de ozono se estaba recuperando en los Polos, pero a la vez experimentaba un retroceso en las latitudes inferiores, es decir, en las más pobladas. En ellos se demostró que la prohibición del uso de los clorofluorocarbonos (CFC) -sustancias químicas que, en contacto con la radiación ultravioleta del sol, liberan átomos de cloro que destruyen las moléculas de ozono- ha ayudado a disminuir el agotamiento de la capa hasta en un 20%.
Otro de estos estudios, demostró además que la concentración de ozono en la parte superior de la estratosfera -por encima de los 30 km- había subido en 0,8 unidades Dobson (una medida para el espesor de la capa de ozono); mientras que en las capas media y baja se había producido un descenso de 2,6. Con ello, llegaron a la conclusión de que sería el cambio climático el encargado de alterar la circulación Brewer-Dobson (unas corrientes de aire que se mueven hacia y a través de la estratosfera) y, por consiguiente, para resolver el temido problema de la capa de ozono, habría que resolver en primera instancia el del cambio climático.
¿Y por qué es tan importante la capa de ozono?
La capa de ozono es un manto de gas encargado de proteger la Tierra de los efectos nocivos de los rayos del sol, y es que es capaz de filtrar hasta un 95% de la radiación ultravioleta. Entre sus funciones, protege al ser humano y a otras especies de distintas enfermedades, tales como cáncer de piel, melanomas, cataratas en los ojos o la alteración del sistema inmunitario; además de evitar la alteración de los cultivos agrícolas, los cuales son sensibles a esta radiación. Es por ello que, si se produce una degradación en las latitudes inferiores, la preocupación sea máxima...
¿Qué previsiones hay entonces?
Si la recuperación de la capa de ozono mantiene esta dinámica gradual de eliminar los CFC de la atmósfera, diversos investigadores han estimado que, a partir del 2060-2080, el agujero podría ser de un tamaño relativamente pequeño, lo que significaría que la concentración de ozono llegaría a ser la misma que hubo inicialmente en el Polo Sur antes de que la acción humana provocara una alteración. Aunque algunos tienen la loca teoría de que, para entonces, el agujero podría haberse cerrado.
Además, desde el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente), tienen la certeza de que, si no se hubiese firmado el Protocolo de Montreal, para el 2050 el agujero de la capa de ozono podría haberse multiplicado por 10 respecto al momento en el que fue descubierto.
Y en lo que respecta al cambio climático, existe una encrucijada, y es que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha comprobado que el calentamiento global altera la capa de ozono, y, a su vez, que el deterioro de la capa de ozono favorece que sigamos hablando del cambio climático.