¿Por qué los vuelos de ida no duran lo mismo que los de vuelta?
Si has cruzado el Atlántico en avión, seguramente hayas percibido que el vuelo de ida
es más largo que el de vuelta, pero ¿sabes por qué?
Las aves lo hacen, aprovechan las corrientes de aire a su favor para “ahorrar” energía. Los aviones no solo utilizan los motores para mantener el vuelo, también se aprovechan de la fuerza del viento para
el ahorro de combustible y de tiempo. De hecho, el trayecto entre Londres y Nueva York dura una hora más de ida que de regreso. ¿Por qué sucede esto?
La respuesta la encontramos en la corriente en chorro o jet stream. Funciona como un túnel de viento o un gran río que separa las masas de aire cálido de las masas de aire frío. Está situado en la frontera entre ambas en la tropopausa, la capa de la atmósfera que se encuentra entre la troposfera y la estratosfera, a unos 10-12 kilómetros de altura. Altura a la que precisamente vuelan los aviones.
Sigue una dirección oeste-este debido a que su formación radica en el efecto Coriolis, es decir, está causada por la rotación de la Tierra, aunque también por la radiación solar. Se mueve de forma rápida ¡incluso por encima de los 300 km/h! Este gran río o túnel situado a unos 60⁰ N es precisamente el que aprovechan los aviones cuando van en sentido oeste-este. Por ello, el vuelo entre Nueva York y Londres tiene una duración inferior que el realizado de Londres a Nueva York.
Su forma o, mejor dicho, su ondulación no siempre es igual influyendo así en la meteorología. En verano su trayectoria es más bien rectilínea, pero en invierno, por ejemplo, su ondulación es mayor. El tiempo, por tanto, varía en la Península Ibérica en función de las ondas o meandros que se generan en el jet stream.
Vuelos más largos por el calentamiento global
Un estudio elaborado por el Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading en Inglaterra y publicado en la revista Environmental Research Letters, sostiene que el reciente cambio climático está aumentando la fuerza de la corriente en chorro. El resultado es que los vientos procedentes del oeste se aceleran y los procedentes del este se ralentizan. Los vuelos entre Londres y Nueva York, por tanto, durarán más y no compensará el ahorro de tiempo en el sentido contrario.
El récord, de momento, está en 5 horas y 16 minutos entre Nueva York y Londres. Las modificaciones en la corriente en chorro harán que el viento discurra un 15% más rápido en sentido Londres, por lo que los vuelos, de media, podrán ver reducida su duración en 4 minutos mientras que en el sentido inverso serán 5 minutos y 18 segundos más largos.
Las corrientes en chorro existen también a otras latitudes por lo que esta situación afectaría también a otras rutas aéreas.
Paul Williams, que ha dirigido dicha investigación, concluye que el aumento en la duración de los vuelos supondrá un coste añadido en combustible, en el precio del billete y un aumento en los retrasos. Será la pescadilla que se muerde la cola, ya que esta situación incrementaría a su vez el impacto en el medio ambiente volviendo a generar posibles cambios en el jet stream.