¿Por qué hay tantas algas en la playa?
A pesar de que puedan resultar desagradables, la presencia de algas en las playas es señal de que las aguas están limpias, libres de contaminación y son aptas para el baño. Además, atenúan el efecto del oleaje y protegen la línea de costa de la pérdida de arena de las playas.
Un día de verano, cualquiera con mucho calor, llegas a la playa y al plantar la toalla te das cuenta de que en la orilla hay mogollón de algas. Grandes cantidades de ellas, apiladas en montones justo donde rompen las olas. Y te quejas, claro que sí. Ese olor a podrido, esa imagen que deja, esa resistencia a meterte en el agua y que te rocen la pierna. Clamas al cielo y no entiendes por qué las autoridades pertinentes no las han retirado esa misma mañana para que puedas disfrutar de tu día de playa. Pero ¿no te has parado a pensar que igual están ahí por algo? Que si el mar las deposita en la orilla y -lo más importante- si no se retiran… ¿es por alguna razón?
Los arribazones son muy importantes para nuestras playas
El Mar Mediterráneo posee un alga endémica -declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-, llamada Posidonia oceánica (L.) Delile. Aunque en realidad no es un alga, sino una planta que conforma las extensas praderas de nuestro fondo marino. Una vez que éstas mueren o son arrancadas por el fuerte oleaje o los temporales marítimos, acaban en la orilla formando los llamados “arribazones”. Sí, esos fantásticos montones de esta planta muerta -y no tan muerta- apilados a pie de playa.
Los arribazones -ahí donde los ves- poseen un altísimo valor ecológico y medioambiental, pues, además de servir como termómetro de la calidad de las aguas y ser zona de reproducción, cría, alimentación y refugio para numerosas especies, actúan como barrera de protección para las playas, ya que -cuando se producen los temporales- frenan el oleaje, evitan la pérdida de arena mediante erosión y mantienen el equilibrio sedimentario de las playas.
El problema viene cuando se decide retirarlos debido al mal olor que desprenden al pudrirse, a la proliferación de insectos, la sensación de suciedad en el agua y, además, al impacto visual que generan, pues comienzan a ser estéticamente “mal vistos”. La retirada y limpieza de las playas se hace sin discriminación, mediante camiones o tractores con rastrillos y cepillos sin sistema de rejilla, que arrastran -además de las plantas- parte de la arena, favoreciendo así la progresiva erosión de la superficie de la playa y destrucción del ecosistema.
Y es que se ha calculado que con la extracción de 1.000 m3 de arribazones, se pierden entre 19 y 44 m3 de sedimentos. En Valencia, por ejemplo, estudios científicos han revelado que el 80% del material retirado durante estos procesos es arena, lo que se traduce en una pérdida de material de playa y una posterior regeneración artificial.
El cambio climático está generando una proliferación de algas
La lista de perjudicados por el cambio climático no para de crecer, y es que el aumento de las temperaturas ha provocado un nuevo desafío: la proliferación de algas, es decir, un rápido crecimiento y una masiva acumulación de algas en los ecosistemas marinos. Y pensarás, ¿dónde está el problema en que aumente este tipo de especie vegetal marina? Pues que, además de generar una invasión en las playas, algunas de ellas pueden ser tóxicas y perjudiciales para la salud humana.
Por encima de los 20º C las algas tienden a reproducirse más. A este aumento de las temperaturas del agua del mar, hay que sumarle los vertidos de fertilizantes que muchas industrias emiten al mar, los cuales son fuente de alimento extra para las algas y hacen que aumenten de forma alarmante su tamaño y extensión. Los cambios en los regímenes de viento y las corrientes marinas también se están viendo alterados y, si los unes a una mayor cantidad de algas, se produce un arrastre y acumulación masiva en las orillas, llegando a provocar un grave problema ambiental.
Ejemplo de ello lo encontramos en las playas del Caribe, las cuales llevan -durante varios años- sufriendo el llamado “sargazo”, una invasión de algas debida a la sobrefertilización de los océanos; y cuyos principales impactos son la contaminación que genera la putrefacción de las algas -pues generan lixiviados, ácido sulfídrico y arsénico- y la hipersalinización. Aunque el sector turístico de la zona es quien más afectado se encuentra, pues los turistas -por lo general- descartan el baño en lugares invadidos por las algas.