Ola de calor, ¿qué es?
En cuanto llega el verano las noticias sobre las olas de calor se multiplican, pero no todas son fidedignas puesto que no atienden a los criterios objetivos y oficiales. ¡Te los contamos!
Muchos medios de comunicación en verano caen en la tentación de proclamar olas de calor cuando se produce un ascenso de temperaturas, casi siempre en base a interpretaciones subjetivas. Es un titular muy goloso. Como en cualquier momento del año, entre junio y septiembre el mercurio presenta altibajos en los registros. En nuestro país la temperatura media en verano ya es cálida per se (23.1ºC), ¡es normal sofocarse con los repuntes! Pero no todos los picos de calor son “olas”.
Evento meteorológico extremo y extenso
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) considera que una ola de calor es un evento meteorológico extremo unido al calentamiento pronunciado del aire en un área extensa. Este calor anómalo, por lo general, dura de unos pocos días a algunas semanas. Definición oficial de la OMM:
¡Eureka! Según la OMM, necesitamos al menos dos días consecutivos en verano –el periodo más caluroso- con valores por encima de unos “umbrales determinados”.
¿Cuáles son los umbrales y quién los pone?
Tener temperaturas altas, o muy altas, no garantiza una ola de calor si son habituales. En Sevilla, por ejemplo, el 60% de los días de julio y agosto se registran máximas superiores a los 35ºC y un 25% sobrepasan los 38ºC. Por tanto, un día con máxima de 38ºC en la ciudad hispalense será, efectivamente, un día muy caluroso pero no lo suficiente para formar parte de una ola de calor. En cambio, si esos mismos 38ºC se dan en Molina de Aragón la máxima sí que podría formar parte de un episodio de esta calaña. Definición de la AEMET:
Hay discrepancias respecto a la OMM respecto a los días mínimos consecutivos, ¡tres! La AEMET es nuestra fuente oficial, así que aquí debemos encomendarnos a ese criterio.
Y, ¿qué es ese lío del percentil?
A efectos prácticos, el cálculo de ese percentil trata de localizar el 5% de los días más cálidos registrados en verano entre los años 1971 y 2000 en un observatorio. Así salen 93 días con registros extremos (de las 1860 jornadas totales). La temperatura umbral de un determinado lugar es la menor de esos 93 datos.
Antes de lanzar un titular de ola de calor se debe contrastar con un experto, a poder ser de la AEMET, o esperar a que la agencia haga oficial la presencia del fenómeno. El resto son conjeturas.