No dejes que el invierno frene tus ganas de hacer deporte
Aunque hasta dentro de unos meses no volveremos a lucir cuerpo en playas y piscinas, sabemos que debemos realizar deporte durante todo el año. El problema: el invierno no nos lo pone fácil.
Pereza. Este pecado capital puede asaltarnos cuando nos proponemos hacer deporte al aire libre, más aún al acercamos al invierno, y es que la meteorología es uno de los factores que suele estar detrás. La lluvia, el viento, las bajas temperaturas o la niebla condicionan la actividad física, pero ¿cómo?
La temperatura
La temperatura ideal para realizar ejercicio al aire libre es la que va desde los 14 hasta los 20 grados. Cuando el termómetro baja de los 10⁰ podemos llegar a padecer lesiones por el frío, especialmente si nuestra temperatura corporal desciende de los 32⁰. Unas consecuencias que pueden verse incrementadas si además las bajas temperaturas van acompañadas de rachas de viento significativas.
En el otro extremo, cuando el termómetro supera los 24⁰, el cuerpo ya puede empezar a sentir calor teniendo efectos negativos en nuestro organismo, sobre todo en una actividad física intensa y de larga duración como el tenis o el ciclismo.
La precipitación
La lluvia es, sin duda, uno de los factores meteorológicos que más puede influir en el deporte. Por un lado, en las ganas de practicarlo y por otro, en la suspensión de un evento. No obstante, cuando se trata de deportes de invierno, las precipitaciones en forma de nieve son bien recibidas.
El viento
Con una velocidad superior a los 20 km/h y con su dirección en contra, es realmente desagradable llevar a cabo una actividad física al aire libre. En este caso nuestro esfuerzo será mayor que en condiciones óptimas. En cambio, hay deportes que se valen precisamente del viento para poder llevarse a cabo. Es el caso de la vela o el windsurf.
La niebla
La falta de visibilidad es la principal pega de este meteoro cuando estamos realizando ejercicio sobre todo en ciclismo, automovilismo, senderismo o actividades de montaña. La falta de visibilidad puede desorientarnos fácilmente.
Claves para no morir en el intento
Si a pesar de la adversidad decidimos realizar una actividad física al aire libre, lo primero que tendremos que hacer será ir con ropa acorde a las condiciones meteorológicas del momento. Abrigarnos bien en esta época del año nos ahorrará resfriados o gripes. De lo contrario, nuestro cuerpo se verá obligado a compensar las bajas temperaturas y será más vulnerable a los virus. Aunque el frío haga que no sudemos de forma excesiva, es recomendable sustituir rápidamente la ropa mojada por una seca. Esto también nos ayudará a evitar resfriados. Lo ideal es vestirse a capas para poder ir adecuando nuestra indumentaria conforme vaya subiendo la temperatura corporal.
Además, con el frío nuestros músculos se contraen más. Esto hará que sea necesario realizar más estiramientos y calentar más para así activar la circulación sanguínea y tener más flexibilidad muscular.
Nuestro cuerpo no solo sufre de forma interna, también externa. Por ello deberemos proteger la piel con protección solar adecuada al mismo tiempo que protegemos labios y nariz, ya que pueden agrietarse. ¿Preparado?