Niebla y contaminación, una combinación que puede resultar mortal
Mucho se habla en este año de sequía del binomio anticiclón y contaminación. Pero hay un nuevo actor que, llegado el invierno, entra también en escena complicando los problemas de salud: la niebla.
El smog, un término de origen inglés, hace referencia a la suma de smoke (humo) y fog (niebla). El episodio más famoso de este fenómeno fue el que afectó a la ciudad de Londres entre el 5 y el 9 diciembre de 1952. Durante 5 días consecutivos, la ciudad se cubrió de una espesa niebla. Una niebla que resultó mortal. Se estima que 12.000 personas perdieron la vida y la contaminación estuvo detrás de este curioso fenómeno.
La niebla está formada por pequeñas gotas de agua en suspensión. Sobre un aire limpio es más difícil que se produzca la condensación, pero un aire contaminado favorece la aparición de nieblas y su persistencia. Al mismo tiempo la aparición de nieblas mantiene el aire de forma estanca, sin posibilidad de dispersión.
El descenso de las temperaturas que dejó el episodio de niebla en Londres, hizo aumentar el consumo de carbón. Los contaminantes, procedentes de un carbón de mala calidad y con alto contenido en azufre, quedaron atrapados en las capas más bajas debido a la estabilidad y a la inversión térmica, siendo respirados por la población. Niebla y contaminación se convirtieron en una combinación mortal. El smog era tan denso que afectó notablemente a la visibilidad impidiendo la circulación de los diferentes medios de transporte o llegando a suspender incluso una ópera porque no se veía el escenario.
Tipos de smog
El smog industrial es el que está formado básicamente por la combustión de carbón, pero existe también el smog fotoquímico. Este último es el formado por el ozono resultante de los contaminantes emitidos por el transporte y la industria con la luz solar y el que actualmente se da en ciudades con alta contaminación. La primera vez que se oye hablar de este término es Los Ángeles en 1943. En plena Segunda Guerra Mundial, los habitantes de la ciudad californiana llegaron a pensar que los japoneses les estaban atacando con armas químicas.
Las ciudades chinas de Xingtai, Baoding o Beijing están entre las más contaminantes y contaminadas del planeta. En China se enfrentan a diario a graves problemas de contaminación y sus habitantes, a menudo, se ven obligados o a no salir a la calle o a hacerlo con máscaras protectoras. En los últimos años han desarrollado un sistema que, aunque polémico, resulta peculiar. El uso de cañones de niebla para combatir la contaminación.
Hemos dicho que la niebla se ve favorecida por la presencia de contaminantes y al mismo tiempo los contaminantes favorecen la aparición y persistencia de nieblas en situaciones de estabilidad, pero la idea de los chinos va más allá. Los cañones funcionan mediante un sistema de turbinas que nebulizan agua para proyectarla. Algo parecido a los cañones de nieve de las estaciones de esquí. El objetivo es que las gotas de agua emitidas se adhieran a los contaminantes para que sean los suficientemente grandes como para no poder ser respirados por la población.
Dado que la única forma de combatir la estabilidad y la inversión térmica pasa por un cambio de tiempo que renueve el aire, y eso solo está en manos de la atmósfera, los protocolos anticontaminación se convierten en fundamentales a la hora de intentar reducir las emisiones. El acceso restringido a las grandes ciudades de los vehículos más contaminantes o la limitación de velocidad, son algunas medidas que se están llevando a cabo en ciudades como Madrid o Barcelona.