Néfeles ninfas de las nubes y la lluvia
Hace unos meses mirábamos al cielo esperando verlas para que nos ayudasen a paliar la sequía, pero ahora que nos visitan asiduamente empezamos a renegar de ellas. Son las nubes, nuestras compañeras de viaje en el océano atmosférico.
Tienen una formación difícil, que empezará con la evaporación del agua en las superficies líquidas de nuestro planeta, continuará con la posterior elevación de este aire caliente y húmedo hasta una altura suficiente, el llamado nivel de condensación, para que se inicie la saturación y terminará con la formación de microscópicas gotitas de agua.
La definición de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de una nube es: "Agregado de partículas diminutas de agua líquida o hielo, o de ambas, suspendidas en la atmósfera y que en general no tocan el suelo. También puede incluir partículas de agua líquida o hielo de mayores dimensiones, así como partículas no acuosas o partículas sólidas, procedentes, por ejemplo, de gases industriales, humo o polvo”.
¿Pero cómo llegamos a "esa porción de aire enturbiado"? El mecanismo inicial es el ascenso del aire y esto se origina de diversas maneras, siendo las más importantes...
Formación por ascenso orográfico
Se produce cuando las masas de aire húmedo en su movimiento horizontal se ven obligadas a ascender para remontar algún obstáculo montañoso. Es el fenómeno que se da en el efecto foehn. Si el aire ascendente se enfría lo suficiente, se produce la condensación y la formación de la nube; que como ya sabemos, se formará en la ladera de barlovento -de donde sopla el viento-, estando casi despejado a sotavento. Pero algunas veces, cuando el aire descendente mantiene en su seno suficiente humedad se desarrollan en el lado contrario de donde sopla el viento las nubes orográficas, con curiosas formas a modo de "lenteja", de "lente" o de "plantillo volante".
Formación por calentamiento diferencial: “efecto lago”
El proceso que provoca el ascenso del aire es la diferencia de temperatura que alcanzan, o bien dos zonas próximas de la superficie de la Tierra, o bien, una burbuja de aire cálido en un entorno más frío. Los ejemplos característicos son:
Una masa líquida grande y zonas próximas de tierra firme (1). Este proceso es más evidente en verano con la tierra mucho más caliente que el agua o en invierno con la situación contraria, agua a mayor temperatura. En ambos casos, cuando el aire húmedo procedente del mar o de un lago entra en contacto con el relieve de la tierra, es obligado a ascender, en verano por el mayor calentamiento del suelo y en invierno porque es menos denso que la capa fría más próxima a la tierra firme.
En general, las formaciones nubosas que se dan son estratiformes, de poco desarrollo vertical y sólo afectan a zonas cercanas al litoral. Un ejemplo característico son las nevadas “Efecto Lago” tan copiosas que tienen lugar en algunos enclaves situados en las orillas de los Grandes Lagos de Norteamérica.
Formación por calentamiento diferencial: “brisa de valle”
Dos zonas de la superficie de la Tierra que se calientan de manera desigual (2). El ejemplo característico es la formación del viento anabático o brisa de valle y que se establece durante el día, preferentemente en los muy calurosos, provocando el movimiento ascendente del aire por la ladera de la montaña. La nubosidad que se forma es de tipo cumuliforme, normalmente de poco desarrollo vertical.
Formación por calentamiento diferencial: “corriente térmica”
Una burbuja de aire cálido en un entorno más frío (3). Es el proceso más importante de los tres, y se caracteriza principalmente por el ascenso convectivo debido al calentamiento del suelo, mecanismo que se da en cualquier época del año, pero que es en verano cuando se puede observar con más facilidad. La radiación solar incidente provoca un fuerte calentamiento de la tierra, que a su vez recalienta las capas más cercanas de aire, lo que provoca que se haga menos denso que el de las capas superiores y que comience a elevarse.
Esto es el inicio de una corriente ascendente de aire, como las que se usan en el vuelo sin motor o las que utilizan las grandes aves para desplazarse sin necesidad de mover sus alas. Este proceso está basado en el principio físico de convección, "cuando un fluido se calienta por abajo se vuelve menos denso, tiende a ascender y a su vez es remplazado por el más frío y denso que se encuentra por encima suyo"; es el mismo mecanismo por el cuál se calientan los líquidos en nuestras cocinas.
Y como lo breve dos veces bueno, os cito la semana que viene para que sigamos hablando de las Néfeles o de nuestras compañeras de viaje en el océano atmosférico.