Las abejas, ¿nuestras amigas?
Constantemente se huye de las avispas, abejas o de cualquier otro “bicho volador” que se acerca de manera indiscreta hacia nosotros. Muchos son los que regulan gran parte de los ecosistemas del mundo. A continuación te contamos más sobre la importancia de las abejas en nuestro entorno.
La importancia de las abejas es un tema que hoy en día suscita gran interés. España, como país mediterráneo se ve muy involucrado con ellas, es decir, la mayoría de la miel exportada procede de nuestro país y un alto porcentaje de los alimentos necesitan de la polinización de estos seres vivos. Las abejas, Apis mellifera, así es su nombre científico, son las mayores responsables de la producción de alimentos vegetales, por lo tanto, si ellas tienen un problema, ese problema también puede repercutir a la especie humana.
¿Por qué son tan importantes?
La famosa polinización es el paso clave en el ciclo de vida de una flor, y las abejas son las que ayudan a que ese momento llegue. Este proceso es vital para la alimentación y para la biodiversidad y más teniendo en cuenta que el ciclo de vida de una abeja es de 21 días, y ellas son las responsables del 72% de la polinización
Ahí bien, el 79% de las especies vegetales comestibles están polinizadas, es decir, que más de la mitad de los alimentos que conforman una buena dieta proceden de la polinización. Las abejas, responsables de este proceso, se encuentran en peligro de extinción. La vida de una abeja depende sobre todo del clima. Las olas de calor extremo que aparecen durante el verano no ayudan a que completen su ciclo, ellas mueren por asfixia y por la carencia de agua fuera de las colmenas. No hay que olvidar la cantidad de productos químicos que se utilizan a lo largo del año en los campos de cultivo para que estos salgan y crezcan “sanos”.
¿Como repercute el clima en ellas?
El aumento de la temperatura global es un problema bastante grave que afecta directamente a la producción alimentaria. La actividad de las abejas durante el año va asociada a las condiciones climáticas, es decir, si el clima no se porta bien con ellas, ellas no pueden realizar bien su trabajo.
Lo que está ocurriendo a raíz de los desajustes climáticos de hoy en día, es que algunas especies vegetales adelantan su floración, porque se adelanta la primavera, sin embargo, las abejas no salen debido al frío y pueden morir de hambre. Los otoños calurosos y el alargamiento del verano provocan la no parada de las abejas y por consecuencia su pronta muerte en busca de un alimento que no hay, a su vez, el calor facilita la llegada y la larga estancia de los abejarucos, Merops apiaster. La introducción y la adaptación de las plantas exóticas en ambientes mediterráneos provocan la intoxicación de la abeja al intentar conseguir polen de ellas. La falta de agua y los ambientes secos impiden la refrigeración de la colmena y provocan infecciones como la Varroa, Varroa destructor, un ácaro que disminuye la esperanza de vida y favorece la despoblación de las colmenas.
¿Es el fin de las abejas?
Las abejas, por muy pequeñas que sean, no es una especie que se va a dejar aniquilar tan fácilmente. Ellas mismas utilizan una gran variedad de métodos para aclimatarse a su entorno y termorregular su colmena para que no pase de 35ºC ni baje de 15ºC, aproximadamente. Con el calor, sacuden sus alas para ventilar la colmena y expulsar el aire caliente, en cambio, con el frío ellas mismas se acurrucan y se traspasan unas a otras el calor corporal para soportar las bajas temperaturas. Esto no quita que actualmente estén en peligro, por ello hay que protegerlas como al medio ambiente.