La Torre de los Vientos de Atenas
En el siglo I a. de C. se erigió junto al Ágora romana de Atenas la Torre de los Vientos, un edificio que cumplía una doble función: la de templo religioso, en honor a Eolo, y la de observatorio meteorológico.
El viento es una de las variables meteorológicas que más interés despertó en la antigüedad, mucho antes de que la Meteorología se convirtiera en una disciplina científica. De ello da fe un edificio que, más de dos milenios después de ser construido, sigue en pie en el barrio de Plaka, en Atenas, cerca del Ágora romana y a los pies de la Acrópolis. Se trata de la primera construcción de la historia destinada de forma exclusiva a hacer las funciones de un observatorio meteorológico.
La Torre de los vientos de Atenas, también llamada Horologion o Aérides, fue construida por el arquitecto y astrónomo Andrónico de Cirro en el siglo I a. de C., por encargo del también arquitecto Vitrubio y del político romano Marco Terencio Varrón. De planta octogonal, un diámetro de 7 metros y una altura de casi 13, la principal singularidad de este edificio –y lo que lo hace único– es que cumplía una doble función religioso-meteorológica. Aparte de observatorio, era un templo dedicado a Eolo, el padre de los vientos en la mitología griega.
En la Grecia Clásica, a cada uno de los vientos dominantes lo identificaron con un dios, todos ellos hijos de Eolo. Para los antiguos griegos era muy importante conocer la procedencia y las características de los vientos, ya que era un pueblo comerciante, que navegaba a vela por el Mediterráneo, y el éxito o el fracaso de su actividad comercial dependía en gran medida del viento. El hecho de que la Torre de los Vientos se erigiera junto al ágora romana (la plaza del mercado) no fue casual, ya que así los mercaderes disponían de una fuente de información muy útil para sus intereses. En función de la dirección de donde soplaba el viento, podían estimar el retraso o adelanto de los barcos en llegar a puerto, o el tiempo que tardarían sus mercancías en llegar a otros lugares.
El elemento más llamativo del edificio está en su parte alta. Cada una de las ocho fachadas de la torre culmina en un friso con un bajorrelieve de algo más de 3 metros de largo, en el que aparece representado un viento. En cada pared está el que sopla del lugar hacia donde está enfrentada. Los ocho vientos seleccionados por Andrónico de Cirro coinciden en su mayor parte con los de la rosa de vientos de Aristóteles, si bien los antiguos helenos tenían catalogados algunos más. En la Torre de los Vientos podemos ver a Bóreas (N), Kaikias (NE), Céfiro (E), Euro (SE), Notos (S), Lips o Libis (SO), Apeliotes (O) y Skiron (NO).
Originalmente, el techo cónico de la torre estaba coronado por la figura de un dios tritón de bronce giratorio, que hacía la función de veleta. En su mano derecha portaba una varilla que señalaba la dirección de donde soplaba el viento, de manera parecida a como lo hace la saeta de una veleta convencional. Completaban el observatorio unos cuadrantes solares en sus fachadas, debajo de los frisos con las deidades eólicas, que permitían conocer la hora del día, y un reloj hidráulico (klepsydra) en el interior de la torre, que suplía a los cuadrantes cuando las nubes tapaban el sol y no podían cumplir su función.