Situación crítica de los glaciares en España
El deshielo de los glaciares a nivel mundial está siendo constante desde hace varias décadas y, según la mayoría de previsiones de los principales expertos en la materia, la tendencia no cambiará o se agravará en el futuro.
Las zonas de nuestro planeta en las que predomina un paisaje con presencia de agua helada y temperaturas por debajo de 0ºC (criósfera) se pueden encontrar en dos ámbitos principales: en las partes más elevadas de los principales macizos montañosos de la Tierra y en las cercanías de ambos polos. Son medios naturales muy dinámicos y cambiantes, que registran variaciones estacionales y anuales muy marcadas e intensas, destacando la enorme sensibilidad a los cambios que presentan, tanto naturales como antrópicos y, su gran fragilidad.
Los glaciares nunca han tenido una extensión similar a lo largo del tiempo, ya que debido a las continuas fluctuaciones o variaciones del clima terrestre, han experimentado un gran número de variaciones en sus características y morfología. Por tanto, en algunas épocas han visto aumentada su masa, extensión o longitud, mientras que en otras la climatología los ha sometido de tal forma que su extensión se ha reducido drásticamente, desplazándose a latitudes más altas y ocupando espacios muchos más restringidos de las zonas más elevadas de la alta montaña.
Glaciares como señal de cambio climático
Multitud de estudios llevados a cabo por los expertos en la materia, han constatado que las variaciones dinámicas que se producen en las zonas glaciares, son una de las señales más claras y contundentes que nos ofrece la naturaleza para poder afirmar que se está produciendo un cambio climático. De hecho, los bruscos cambios que están experimentando las zonas de nieves perpetuas y glaciares en las últimas décadas, nos indican claramente que en la actualidad el clima global está cambiando hacia un calentamiento progresivo, quedando como incógnita hasta qué punto o en qué porcentaje dicha tendencia está causada por el ser humano.
La situación crítica de los glaciares españoles
La cordillera de los Pirineos alberga en la actualidad los únicos glaciares activos que todavía persisten en la Península Ibérica, constituyendo las que posiblemente sean las reservas de hielo más meridionales de Europa. No obstante, estos espacios glaciares están sufriendo una fuerte y constante regresión, que ha provocado que la superficie ocupada por los mismos sea actualmente un 10% de la que llegaron a ocupar a comienzos del siglo XX.
Según datos dados a conocer esta misma semana por la Confederación Hidrográfica del Ebro, el glaciar de la Maladeta, el tercero en extensión de España, tras los del Aneto y Monte Perdido, tuvo un respiro el invierno pasado (2017-2018) gracias a las abundantes nevadas, al aumentar unos 30 centímetros su espesor medio, frente a los casi 2 metros de pérdida del anterior (2016-2017). A pesar de ello, es solo un breve paréntesis, ya que el continuado retroceso a causa del cambio en las condiciones climáticas, ha provocado la pérdida de 21 metros en casi 30 años, desde que se iniciaron los estudios y la monitorización de esta masa de hielo.
En el cómputo total, hay que destacar que dentro del Pirineo Aragonés están situados los ocho macizos montañosos en los que en la actualidad se mantienen con vida las últimas masas de hielo funcionales de la cordillera: Balaitús o Moros, Infierno, Vignemale o Comachibosa, Monte Perdido o Tres Serols, La Munia, Posets o Llardana, Perdiguero-Cabrioules y el anteriormente citado de Maladeta-Aneto. En concreto, en el año 2012 apenas sobrevivían 8 heleros y 10 glaciares. En el 1990, por ley, fueron protegidos como Monumento Natural.
Por último, citar como dato destacable que el último glaciar de Sierra Nevada (Granada), es decir, el que en su día fue con mucha diferencia el más meridional de toda Europa, desapareció completamente en el año 1995, quedando de él únicamente un glaciar fósil bajos las piedras, que siguiendo los mismos pasos va camino de su total desaparición.
En resumen, si la evolución climática sigue como en las últimas décadas, en apenas 30 a 50 años la gran mayoría de glaciares españoles y de otras muchas zonas del mundo desaparecerán por completo o en el mejor de los casos, sobrevivirán en espacios muy reducidos y resguardados.