En otoño: precaución, amigo conductor
El otoño es época de fenómenos meteorológicos adversos. Situaciones que nos obligan a poner, aún más, todos nuestros sentidos al volante. ¿Sabes cómo actuar frente a ellos?
Con la llegada del otoño, empezamos a registrar precipitaciones más generosas y continuas en nuestro país. Además, es también época de las primeras nevadas que, por cierto, se empezarán a registrar ya durante este fin de semana en cotas altas del norte peninsular. Unos fenómenos para los que debemos estar bien preparados como conductores.
Según la Dirección General de Tráfico, la lluvia es el fenómeno meteorológico que más aparece en los accidentes de tráfico, hasta en un 81% de las situaciones. De lejos le siguen la niebla y el viento, con un 6% y un 4% respectivamente.
Está comprobado que los accidentes de tráfico aumentan un 7% los días de lluvia, existiendo claras diferencias entre las zonas de nuestro país más acostumbradas a las precipitaciones y las que menos lo están.
Por ejemplo, en Cantabria o Navarra los accidentes solo se ven incrementados por las precipitaciones en un 3% frente al 18% en provincias del sur, como Almería. Es decir, que cuantos más días de lluvia registra una provincia, menor es el impacto en la siniestralidad en carretera según datos del Centro de Estudios Ponle Freno-AXA.
Cómo conducir de forma segura
Con lluvia, tanto nuestro vehículo como nosotros mismos, experimentamos algunos cambios que deben mantenernos en alerta. Los neumáticos pierden adherencia al asfalto debido a la película de agua que se puede formar sobre la carretera provocando, en los casos más extremos, el conocido aquaplaning. En estas situaciones podemos perder el control del coche. Para evitarlo es fundamental el mantenimiento del vehículo, pero también la reducción de la velocidad. Además, la lluvia provoca que la distancia de frenado aumente por lo que deberemos incrementar la distancia de seguridad frente al resto de vehículos.
La reducción de la visibilidad es otra de las consecuencias de la lluvia al volante. No solo nos costará más ver, también ser vistos. Por ello, las luces de emergencia nos ayudarán a circular de forma más segura.
La niebla es el segundo fenómeno meteorológico que más influye en la conducción y en los accidentes de tráfico. Se forma de manera destacable sobre los grandes ríos y valles de nuestro país, aguantando en ocasiones, hasta varios días consecutivos. Lo más peligroso de este fenómeno es que suele provocar accidentes múltiples. En estos casos la visibilidad se reduce aún más que en días de lluvia, por lo que hay que echar mano de las luces de cruce y de las antinieblas tanto delanteras como traseras. Nos costará ver así que deberemos adecuar la velocidad a la situación meteorológica.
El viento puede sorprendernos también al volante dificultando la conducción, especialmente las rachas. Como en los casos anteriores, la velocidad deberá ser la apropiada pero también tendremos que prestar atención a la sujeción del volante por si nos vemos sorprendidos por un golpe de viento inesperado. Para ello, resultan de gran utilidad las mangas ubicadas en las carreteras que nos indican la intensidad del viento. Además, tendremos que extremar la precaución al pasar junto a los vehículos de mayor tamaño como autobuses o camiones, ya que pueden inestabilizarnos.
Cuando nos acercamos al invierno
Con nieve es prioritario estar informado del estado de las carreteras y la transitabilidad antes de iniciar nuestro viaje. Tendremos que estar bien preparados antes de comenzarlo llevando ropa de abrigo, agua y comida, la batería del móvil cargada, el depósito lleno y las cadenas para las ruedas. Será fundamental no realizar movimientos bruscos con el volante y circular con marchas largas para no perder la tracción del vehículo. Es recomendable el uso de las marchas para frenar el vehículo en vez del pedal para que la frenada sea menos brusca y no perdamos el control.
Con bajas temperaturas, especialmente de noche y a primera hora del día, nuestra conducción puede verse también afectada de forma negativa. Muchos coches cuentan con un sistema de alerta que nos avisa cuando la temperatura exterior baja de los 4⁰. Cuando bajamos de esa temperatura y si además hay humedad o ha llovido recientemente, es necesario estar más atento. Igual que con la nieve, el uso de marchas largas es lo más recomendable para que las ruedas hagan menos fuerza y la adherencia sea mayor.
Los avances en las previsiones meteorológicas nos ayudan a estar mejor informados de las situaciones que encontraremos en carretera, pero el uso del sentido común al volante será lo que nos mantenga sanos y salvos.