El retumbar del martillo de Thor
Nuestro océano de aire, como el mar, puede darnos maravillosos días de tranquilidad, pero también amargas sorpresas de repentinas tormentas con rayos, granizo, violentos vendavales o lluvias torrenciales.
En este artículo vamos a hablar de un electrometeoro, que es la "manifestación visible o audible de la electricidad atmosférica". Son las tormentas que, aunque muy típicas de los meses veraniegos, siempre nos llaman la atención y, aunque estamos acostumbrados a ellas, nunca dejan de sorprendernos e incluso de asustarnos.
Primero la luz y luego el sonido
Una tormenta viene siempre acompañada por un breve e intenso destello, llamado relámpago y por un ruido seco o un retumbo sordo, el trueno, que siempre se escucha posteriormente. Este desfase es debido a que la velocidad del sonido es menor que la velocidad de la luz y tarda más en llegar a nuestros oídos.
Esta diferencia temporal nos permite calcular, mediante una sencilla regla, la distancia en kilómetros a la que se encuentra una tormenta. Deberemos contar los segundos transcurridos entre el relámpago y el trueno posterior y luego los dividiremos entre tres, ya que podemos considerar que la velocidad del sonido, 340 metros por segundo, es igual a la tercera parte de un kilómetro.
Tipos de relámpagos
La descarga eléctrica se puede producir en el interior de la nube de tormenta o entre nubes próximas, es el relámpago laminar, y entre la nube y el suelo, que es lo que llamamos popularmente rayo. Estas chispas se producen cuando la diferencia de potencial entre dos zonas (nube-nube o nube-tierra) con distinta carga eléctrica es muy grande.
El rayo tiene el aspecto de un árbol luminoso, con un tronco central del que parten diversas ramificaciones. Suele extenderse algunos centenares de metros y a veces kilómetros. Está constituido por varias chispas que recorren el mismo camino y debido a su cortísima duración da la sensación de ser una sola descarga.
Un fenómeno raro es el llamado rayo en bola. Parecido a un globo de fuego con dimensiones variables, que flota en la atmósfera y suele moverse lentamente. Puede chocar con los obstáculos del suelo o sin chocar, explotar con gran ruido. Sus efectos son los mismos que los del rayo ordinario.
El experimento de Benjamín Franklin
Para evitar los peligros que conllevan los rayos se utiliza el pararrayos, inventado por Benjamín Franklin, gracias a su famoso experimento de la cometa. Ató una cometa con esqueleto de metal a un hilo de seda, en cuyo extremo llevaba una llave, también metálica. Un día de tormenta la hizo volar, confirmando que la llave se cargaba de electricidad y demostrando así que las nubes están cargadas de electricidad y que los rayos son descargas eléctricas.
Un pararrayos normal consiste en una barra de hierro terminada en punta y que se coloca en la parte más elevada del edificio que se quiere proteger. Esta barra va unida, mediante un cable, a una plancha metálica enterrada en el suelo, por donde se perderá el rayo en caso de caída. El radio de protección es igual al triple de la altura a la que se encuentre la punta del pararrayos, medida desde el suelo.