El primer aviso de huracán de la historia
El 12 de septiembre de 1875 fue publicado en la prensa cubana el primer aviso de huracán de la historia, confeccionado por Benito Viñes, jesuita nacido en España y pionero en el estudio de los ciclones tropicales.
La primera vez que apareció un aviso de huracán en la prensa, para alertar a la población del peligro que se avecinaba, tuvo lugar en Cuba el 12 de septiembre de 1875. Ese día, varios periódicos de la isla publicaron el aviso que el día anterior confeccionó Benito Viñes (1837-1893), un jesuita español, nacido en Poboleda (Tarragona), que por aquel entonces dirigía el Observatorio meteorológico del Real Colegio de Belén, en La Habana, y que alcanzó reconocimiento internacional en su época por sus investigaciones sobre los ciclones tropicales.
El padre Viñes –apodado por los cubanos “el padre huracán” – llegó a la isla en 1870 y allí permaneció hasta el final de sus días. Este religioso tenía una sólida formación científica, adquirida tanto en España como en Francia; país, este último, donde estuvo los dos años anteriores a su llegada a Cuba, y donde seguramente adquirió sus primeros conocimientos teóricos sobre huracanes, gracias a la lectura de distintos textos de la época sobre el tema.
Su interés por los ciclones tropicales se despertó definitivamente cuando apenas llevaba siete meses en territorio cubano, ya que vivió de cerca el paso del devastador “Huracán de Matanzas”, que el 9 de octubre de 1870 atravesó la parte occidental de la isla y causó cerca de 700 muertos. Aquella catástrofe conmocionó a los cubanos e impulsó a Viñes a estudiar en profundidad los huracanes. A partir de ese momento, se empleó a fondo en su estudio y en su predicción, consciente de que si se avisaba a los ciudadanos con la suficiente antelación, no volvería a repetirse un desastre como el ocurrido en Matanzas.
Tras varios años de minuciosas observaciones, la puesta de largo de sus pronósticos llegó durante la temporada ciclónica de 1875. La víspera de publicarse en la prensa su primer aviso de huracán (el primero de la historia), le llegaron las primeras informaciones procedentes de algunos barcos, que apuntaban a la presencia de un ciclón tropical en la parte oriental del Caribe. El padre Viñes desplegó todos los conocimientos teóricos que había ido adquiriendo hasta la fecha, proyectando la trayectoria prevista del huracán, que acercaba su centro al este de La Habana, lo que justificaba la emisión del aviso a la población.
El día siguiente (12 de septiembre), periódicos como La Voz de Cuba transcribían el aviso de huracán del Padre Viñes, que decía, en primera persona: “(…) Yo creo lo más probable que este huracán avance con dirección N.O. [noroeste] y que no llegue á alcanzar la longitud de La Habana, en cuyo caso cruzaría al N.E. [nordeste] de ella y á mucha distancia. Hacia el 13 á más tardar, pudiéramos tal vez sentir muy marcada su lejana influencia.”. A pesar de ser en aquel momento el meteorólogo que más sabía de huracanes de todo el mundo, un par de párrafos más abajo, reconocía sus limitaciones (“Estas no pasan de ser apreciaciones mías, fundadas únicamente en las leyes generales de las tormentas jiratorias (sic.) y en mi corta experiencia de algunos años de observación.”), en un ejercicio de modestia que le honra y deja clara su categoría científica y como persona.
Gracias a sus certeros pronósticos, el padre Viñes fue adquiriendo una gran fama entre los cubanos, al que consideraban un sabio. Ya en 1873, dos años antes de la publicación del primer aviso de huracán, fue elegido socio de mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. En los años siguientes, a raíz de sus importantes publicaciones, su labor científica fue reconocida a nivel internacional. Los estudios que llevó a cabo Benito Viñes resultaron fundamentales para el desarrollo posterior que tuvo la meteorología tropical.