El peligro de la luz del sol de invierno
Muy apreciada en fotografía, la luz que nos manda el sol en esta época del año tiene algo especial. Eso sí, puede suponer también un gran peligro. Te contamos qué se debe hacer cuando nos deslumbra al volante.
A lo largo del año, la distancia entre la Tierra y el sol cambia. A diferencia de lo que suele pensar la mayoría, es a principios de enero cuando estamos más cerca. El punto más cercano de esta distancia se denomina perihelio, y en el que estamos más alejados, afelio. Recordamos que no es la distancia entre ambos la que determina si hace más o menos calor, sino la inclinación de los rayos que nos llegan.
No solo cambia la distancia entre nosotros y el sol. Nuestro planeta tiene el eje de rotación inclinado, y como la órbita que dibujamos a lo largo del año es elíptica, la posición del sol en el cielo va cambiando conforme avanzan los meses. A finales de diciembre se queda bastante pegado al horizonte. En verano, se eleva muchísimo.
Dependiendo de las condiciones meteorológicas, puede que la niebla, la contaminación o cualquier material en suspensión en el aire actúe a modo de filtro y nos permita ver a la perfección el disco solar. Pero cuando los días son totalmente limpios y despejados, todo cambia.
Un gran número de accidentes
Cuando el sol está bajo en el horizonte, supone un gran peligro para los conductores. Si da la casualidad que el sentido de la marcha coincide con la posición por donde se pone o sale el sol, conducir se hace realmente difícil. El parasol que incorpora el coche no baja tanto y las gafas no son suficientes para filtrar esa luz.
Cuando nos encontramos en una situación así, la visibilidad es prácticamente nula. La mayoría optamos por reducir la marcha a pesar de no ver nada, esperando que algo tape el sol, ya sea la montaña que tenemos enfrente o algún cartel publicitario. Un gran error.
Según la Dirección General de Tráfico, un 5% de los accidentes de tráfico que se producen en España son por culpa de deslumbramientos en horas crepusculares. Es decir, en el amanecer o en el atardecer. Es una cifra altísima.
Qué debemos hacer
Hay algo que se suele olvidar en estas situaciones: los conductores que vienen detrás de nosotros tampoco tienen visibilidad. Así que, ante todo, es importante no realizar frenazos bruscos ni cambios de dirección. Es habitual que se produzcan alcances por este motivo.
A pesar de ser de día y que la falta de luz no sea un problema, en situaciones en las que hay riesgo de ser deslumbrado por el sol, es importante llevar las luces del vehículo encendidas. Así ayudaremos al resto de conductores que nos rodean a que nos puedan ver.
La situación de máximo peligro, cuando el sol está prácticamente pegado al horizonte, apenas dura unos minutos. La DGT recomienda, ante la pérdida de visibilidad, realizar una parada de unos minutos y esperar a que el sol se ponga en el caso del atardecer, o que se eleve más en un amanecer.
El famoso Manhattanhenge
Hay dos días al año en los que el sol se pone de una forma muy especial en Manhattan: alineado en la misma dirección que sus calles. Es un espectáculo del que ya nos habló Maider Rodríguez y que puedes volver a leer aquí. En este caso, a pesar de ser una molestia para conductores, reúne a miles de personas que quieren inmortalizar el momento.