Las Centrales Nucleares en la lucha contra el Cambio Climático
La energía nuclear es una fuente energética que garantiza el abastecimiento eléctrico, frena las emisiones contaminantes, reduce la dependencia energética exterior y produce electricidad de forma constante con precios estables y predecibles.
En la segunda mitad de la década de 1950, la energía nuclear comenzó a utilizarse para la producción de energía eléctrica. Actualmente, el parque nuclear mundial en operación está formado por 437 reactores en 31 países, que generan alrededor del 14% de la electricidad consumida en el planeta, unos 2400 TWh anuales.
Durante los últimos 50 años, la utilización de la energía nuclear ha evitado la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo, comparable a la evitada por la energía hidroeléctrica.
Las ventajas de la energía nuclear para la mitigación del cambio climático, entre otras, son la razón por la que muchos países han decidido introducir la energía nuclear en sus sistemas eléctricos o ampliar su participación, manteniéndola como una opción principal en sus cestas energéticas. Cualquier país tiene el derecho y la oportunidad de utilizar la tecnología nuclear con fines pacíficos, así como el deber y la responsabilidad de hacerlo de forma segura.
España cuenta en la actualidad con distintas instalaciones nucleares que cubren el ciclo de combustible completo: ocho reactores nucleares, una fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca) y un centro de almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril (Córdoba).
En 2014 los siete reactores nucleares españoles actualmente en operación produjeron 57.304,23 GWh, casi una quinta parte de la electricidad total del país, concretamente el 20,48%, un 0,8% más que el año anterior. La potencia nuclear instalada en 2014 fue de 7.864,7 MW, que representa el 7,27% de la capacidad nuclear instalada en el país. Su producción representó el 33,4% de la electricidad libre de emisiones de GEI generada en España. Al igual que en años anteriores, en 2014 la nuclear fue la fuente que más electricidad generó y la que más horas estuvo en funcionamiento.
Las centrales nucleares no producen GEI u otros gases contaminantes en su operación, y tan sólo muy bajas emisiones cuando se considera su ciclo de vida completo. De acuerdo con el informe Energy Technology Perspectives 2012 de la Agencia Internacional de la Energía, con la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), la energía nuclear supone 3,2 Gt CO2 anuales, el 17% de las reducciones de CO2 del sector energético.
Las expectaciones de que la energía nuclear puede lograr una menor emisión de GEI en el futuro se basan en:
- Nuevas mejoras en las tecnologías de enriquecimiento del Uranio, pasando de la electricidad de difusión gaseosa intensiva a tecnologías de centrifugación, o tecnologías láser que requieren menor consumo eléctrico.
- La mayor proporción de electricidad producida con tecnologías bajas en carbono no utilizada en el enriquecimiento.
- Mejoras en la fabricación del combustible, permitiendo mayor grado de quemado, lo que reduce las emisiones por kWh producido asociadas al ciclo de combustible.
- Extensión del ciclo de vida desde 40 a 60 años de las centrales nucleares, con lo que se reducen las emisiones ligadas a la construcción y el desmantelamiento.
Sin duda alguna, las bajas emisiones de CO2 y las emisiones totales de GEI en el ciclo de vida de una central nuclear, hacen de esta una opción muy considerada en las estrategias de mitigación del cambio climático de muchos países.
En resumen, el mantenimiento en operación de las centrales existentes es, en sí mismo, una reducción en las emisiones puesto que no emiten gases a la atmósfera. Por ello, una primera medida de inmediata aplicación es extender el periodo de funcionamiento de las centrales existentes hasta los 60 años, como ya se hace en otros países, a la vez que se inician proyectos de construcción de nuevas centrales.