¿Cómo ha llegado el aire ártico hasta aquí?
Cambio drástico en el tiempo de la Península Ibérica y Baleares debido a la llegada de aire ártico, que dejará un notable descenso en los termómetros y precipitaciones. Te contamos las particularidades de esta masa.
Una masa de aire es un enorme cuerpo atmosférico en cuyo seno las condiciones de temperatura y humedad son aproximadamente las mismas en todos los puntos situados en dirección horizontal. Adopta las características de la zona sobre la que se forma y cuando comienza su movimiento es modificada ligeramente por las superficies por donde se traslada.
La estabilidad de todas las masas de aire determina el tiempo atmosférico producido por ellas. El aire estable impide los movimientos verticales, la formación de nubes y por tanto de precipitaciones, es típico de los anticiclones; mientras que el aire inestable favorece los intercambios verticales y produce nubes y tiempo revuelto, situación asociada a las depresiones.
Masa cálida y estable frente a una masa fría e inestable
Si una masa de aire circula por una superficie más fría que ella, la consideraremos cálida. En su movimiento comenzará a enfriarse por su parte más cercana al suelo, haciéndose esta parte más densa y pesada e impidiendo los movimientos verticales, por tanto será una masa estable; con vientos flojos, inversión de temperatura, lo que provocará un aumento del polvo y contaminantes en las capas más bajas, dificultando la visibilidad y con nubes de poco desarrollo vertical.
Si en cambio, la masa de aire circula sobre una superficie más cálida que ella, será una masa fría y provocará el efecto contrario al descrito en el caso anterior, calentándose por su base, haciéndose menos densa, lo que favorecerá los movimientos verticales, será una masa inestable. Todo esto provoca un aumento en la intensidad del viento, una mejora en la visibilidad, formación de nubes de gran desarrollo y precipitaciones.
Tipos de masas de aire
Por su lugar de formación se distinguen tres tipos principales de masas de aire: polar, ártica y tropical. Las dos primeras son siempre frías y la última cálida. Además, si se forman sobre los continentes, serán secas; y si se forman sobre el océano, húmedas. En ambos casos esto no afecta a su grado de estabilidad, porque para que una masa de aire asimile las características correspondientes a una región, debe permanecer sobre ella durante un período suficiente, lo que exige una situación de tiempo estable.
Todo esto provoca que los tres tipos de masas de aire anteriores se subdividan en: polar marítimo o continental, ártico marítimo o continental y tropical marítimo o continental.
Masas de aire que afectan a la península Ibérica
En invierno la Península Ibérica se encuentra, normalmente, bajo el radio de acción de las masas polar marítima, principalmente, o tropical marítima. Ambas entran por el oeste, desde el noroeste hasta el suroeste, respectivamente, provocando importantes precipitaciones -principalmente en la vertiente atlántica- y temperaturas más o menos frías. A veces suele llegar a nuestra latitud aire ártico marítimo con descenso acusado de los termómetros y nevadas generalizadas, más importantes en la zona norte.
Más rara es la llegada hasta nosotros del aire ártico o polar continental, que nos producen, sobre todo, temperaturas mínimas extremas, con pocas precipitaciones, excepto en el noreste peninsular; son las llamadas olas de frío. Difícilmente nos alcanza el aire tropical continental, provocando tiempo excesivamente caluroso y sin precipitaciones.
Por el contrario, en verano nos domina claramente la situación tropical marítima con cielos despejados y temperaturas altas. Nos alcanza alguna vez el aire tropical continental, produciendo olas de calor, registrándose los valores máximos más elevados. Raras, excepto en el norte, son las llegadas del polar marítimo. Y excepcionalmente nos alcanza el ártico marítimo, aunque sólo suele afectar al Cantábrico oriental, Pirineos y nordeste peninsular. En contadísimas ocasiones se produce la llegada del polar continental.
Durante las estaciones intermedias, la primavera y el otoño nos encontramos en una época de transición entre las masas típicas del invierno y las del verano.