DANA y gota fría, ¿son lo mismo?
En cuanto el otoño se acerca las noticias sobre las gotas frías, o DANA's, se multiplican recordando sus efectos devastadores. Sus nombres suscitan respeto, e incluso miedo, pero, ¿sabemos qué hay tras ellos?
El término de gota fría ha sido utilizado históricamente como un sinónimo para identificar, de manera equivocada, cualquier fenómeno meteorológico asociado a violentas tormentas, lluvias y efectos desastrosos que provocan importantes pérdidas materiales y a veces humanas. Hoy en día, a pesar de que este término ha sido progresivamente abandonado por las diferentes escuelas de meteorología, sigue utilizándose en España y Alemania. A continuación vamos a ver los fenómenos que se originan en los niveles altos de la atmósfera, denominados DANA, que no van asociados a sistemas frontales comunes, y entre los que se incluyen las gotas frías.
El origen de la gota fría aparece en 1886 en la escuela Alemana y según su definición se trata de “una marcada depresión en altura, sin reflejo en la superficie, en cuya parte central se encuentra el aire más frío”. Por tanto, esta escuela resalta dos elementos básicos: uno, perturbación en altura (a partir de 5.500m) sin reflejo aparente en superficie, y otro, aire frío en niveles medios de la troposfera.
A pesar de esto, algunas teorías de la meteorología dinámica señalan que las depresiones en altura siempre tienen reflejo en niveles bajos y en superficie y se manifiestan en cambios de presión, temperatura, estabilidad y viento.
Los estudios desarrollados en 1976 por el meteorólogo Mariano Medina destacaban que la gota fría es un elemento de niveles altos, desgajado y aislado de la corriente en chorro (como se verá posteriormente), en el que el descenso de ese aire frío aumenta la inestabilidad y humedad en superficie.
Así mismo, hay que tener en cuenta que los fenómenos más severos se localizan delante de la gota, con altos cumulonimbos (sobre todo en zonas montañosas) ocultos por estratos y nimbostratos, en cuyo interior se producen intensas precipitaciones acompañadas de granizo, pedrisco y fuerte engelamiento.
Por otro lado, conviene aclarar la asociación que se establece entre gota fría y chorro. El chorro polar es el que más afecta al hemisferio Norte, y por tanto a la península Ibérica y Baleares. La dirección de este chorro es zonal con circulación Oeste-Este y fuertes vientos que pueden superar los 180 km/h. El lado izquierdo y más cercano al Polo Norte es el más frío, y su parte derecha, más meridional, contiene aire cálido.
Cuando el chorro se intensifica toma una componente Norte-Sur y se ondula, dando lugar a un proceso de estrangulamiento. Estas circulaciones a veces se alejan de su zona de origen y llegan a cerrarse sobre sí mismas. Cabe destacar que el mismo proceso se produce en el chorro subtropical en latitudes más bajas y alturas entre los 11.000 y 13.000 metros.
Por tanto las DANA´s sufren un proceso de ondulación, separación, ruptura y aislamiento, con una circulación ciclónica cerrada de movimiento independiente y a veces estacionario, invirtiendo su trayectoria en algunas ocasiones a Este- Oeste, que se refleja en los 300 y 500hPa. De esta manera, el concepto de DANA se refiere a las circulaciones intensas, mientras que la gota fría se basa en el núcleo de temperatura fría de la depresión cerrada.