¿Cómo le sienta al ser humano el otoño?

A pesar de que en muchos puntos del país las temperaturas continúen siendo altas, el otoño llegó hace ya una semana y es la época en la que nos recuerdan que comienzan los cambios. Aparece poco a poco el frío, se caen las hojas de los árboles, te cambia el humor…

otoño
Dicen que el otoño te podría llevar a ganar algunos kilos y a que se te caiga algo de pelo, ¿es verdad?

Por regla general, la llegada del otoño es bastante deprimente, pues es el momento en el que -de verdad- tenemos que admitir que el verano ha terminado. Comienzan las rutinas, el cambio de ropa en el armario, cada día hay menos luz solar, bajan las temperaturas… pero ¿de verdad que esto puede llegar a afectar a nuestro estado anímico y psicológico?

Los colores del otoño

Ya sabemos de sobra cómo se comporta el otoño en lo meteorológico y medio ambiental. Cambia el color de las hojas de los árboles a tonos más parduzcos, anaranjados y amarillentos por la reducción de clorofila en su interior, se caen éstas como mecanismo de defensa ante de la falta de nutrientes para alimentar a todo el árbol y, además, cambia el estado del cielo, pues bajan las temperaturas, aumenta la nubosidad y la precipitación y hay menos horas de luz solar.

Ante esto, el cambio climático es uno de los aspectos a tener en cuenta, pues no para de acechar. En esta ocasión, es posible que los colores tan característicos de esta nueva estación se vean alterados -o ni lleguen a cambiarse- de cara al futuro, pues si las temperaturas continúan en aumento, la clorofila continuará proporcionando esa tonalidad verdosa, impidiendo que aparezcan esos tonos terrosos.

¿Cómo le sienta al ser humano el otoño?

Diversos estudios ya lo han confirmado, la mayoría de los adultos experimentan ligeros cambios en el estado de ánimo, energía y sueño cuando se produce un cambio de estación. Aparece, por tanto, el llamado Trastorno Afectivo Estacional (de sus siglas en inglés, Seasonal Affective Disorder, SAD) cuando surgen variaciones en la luz y en el tiempo atmosférico.

A su vez, otras investigaciones han constatado una relación entre una menor luz solar y unos niveles bajos de serotonina en el cerebro, lo que puede -sin duda- desembocar en un estado casi depresivo y de astenia otoñal, donde nuestros ciclos de sueño-vigilia están alterados. Paralelamente, tenemos más sensación de cansancio, mal humor, apatía y asilamiento social, pues nos apetece salir menos de casa y preferimos, incluso, estar solos.

El otoño, al igual que el resto de estaciones, nos trae diferentes mitos, leyendas y datos curiosos que vamos a intentar desmontar. Por ejemplo, ¿sabías que la caída masiva del pelo que se produce en otoño es algo que no está realmente definido como cierto? Se trata, pues, de un proceso natural del ciclo del cabello denominado telogen que no se ve realmente influenciado por ninguna estación meteorológica.

Por otro lado, algunos investigadores afirman que el otoño nos hace engordar, pues debido a la falta de vitamina D, se reduce la descomposición de las grasas y tendemos a almacenarla. ¿Cierto? Esperemos que no. A su vez, otros han demostrado mediante un estudio que los bebés nacidos en estos meses tienen más probabilidades de vivir hasta los 100 años -¡ojalá así sea!-. Y otros tantos tienen la certeza de que el otoño enamora más, pues hay un mayor número de personas que dejan de estar solteras llegado septiembre y, además, se conciben más bebés durante los meses más frescos -quizá sea porque los niveles de testosterona son superiores con el frío, no está demostrado plenamente-.