China encabeza la generación artificial de lluvia
China se lanza al experimento más ambicioso y extenso hasta la fecha en la generación artificial de lluvia. ¿Conseguirán que los resultados sean óptimos en el Tíbet?
El calentamiento global de la Tierra continua de manera inexorable. Los temidos límites de 450 ppm de CO2 en la atmósfera o 2º de temperatura por encima de las medias preindustriales están cada vez más cerca. Y mientras tanto, la humanidad no consigue terminar de establecer medidas efectivas contra el cambio climático.
Nos estamos quedando sin tiempo. Es por ello que empiezan a surgir opciones que tratan de paliar, aparentemente de forma rápida, las consecuencias del cambio climático. Miramos a China que en los últimos años no solo ha decidido aplicar políticas medioambientales más restrictivas a favor de la lucha con el cambio climático si no que, paralelamente, trata ya de evitar sus efectos.
Experimento novedoso para generar lluvia artificial
En concreto vamos a hablar de la generación artificial de lluvia, un sistema basado en aumentar de forma artificial los núcleos de condensación –utilizando generalmente sales de ioduro de plata- de una nube. Los primeros intentos de sembrado de nubes se hicieron a cañonazos aunque rápidamente se optó por lanzar las sales con la ayuda de aviones/avionetas. En este sentido, China ya trabajó con este tipo de experimentos para evitar que lloviese en la ceremonia inaugural de los juegos olímpicos de Pekín de 2008. Ahora ha dado un paso más allá con la creación del proyecto más ambicioso y extenso, hasta la fecha, en obtención de lluvia artificial con el que pretender aportar precipitación a una de las zonas más secas de su país. Hablamos de la meseta tibetana, situada al norte de las montañas del Tíbet. Lo interesante del experimento es que no solo van a aportar más agua a la zona si no que el resto del país también saldrá beneficiado, pues sus grandes ríos nacen allí y bajarían más caudalosos.
¿Qué hicieron? Colocaron 500 cámaras de combustión en la cara sur de las montañas del Tíbet en las que se generará, por combustión, ioduro de plata. Al adentrarse el viento sur monzónico, húmedo, ayudado por el ioduro de plata será capaz de generar nubes que podrán precipitar a sotavento dejando la ansiada agua en la planicie.
La necesidad de legislación
Los primeros experimentos de generación artificial de lluvia suscitaron rápidamente un debate sobre la titularidad del vapor de agua. ¿Quién tiene derecho a apropiárselo dejando sin opciones de lluvia a sus vecinos? ¿Estamos seguros de que esa siembra de nubes no va a provocar inundaciones que incluso podrían afectar a nuestros países adyacentes? Si bien éste no es el caso del experimento chino, parece clara la necesidad de legislación sobre esta cuestión y más si tenemos en cuenta que la geoingeniería llama ya a nuestras puertas y en ese caso hablamos de procesos mucho más intrusivos y de consecuencias previsiblemente bastante más significativas…