¿Una gota fría en invierno?
Durante el pasado fin de semana se produjeron precipitaciones localmente fuertes en el sureste, asociadas a una DANA (gota fría). Entre numerosas personas cundió la alarma y la sorpresa ante esta situación que se suele asociar a lluvias catastróficas en otoño.
Tras un otoño muy seco, el pasado fin de semana se recogieron más de 150 l/m2 en 12 horas en algunas localidades del norte de Alicante, aunque las precipitaciones fueron bastante generales en el sureste peninsular. Sin embargo, lo más llamativo de esta situación es que la inestabilidad fue generada por una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que avanzó de este a oeste (en contra del sentido habitual) por el norte de Argelia y Marruecos, a lo que se le sumó un flujo de levante de muy largo recorrido marítimo, lo que explica en gran parte la situación.
Una DANA es un elemento bien conocido por meteorólogos, climatólogos y aficionados a la meteorología, ya que es una evolución del concepto de gota fría. Mejor dicho, es una gota fría que presenta ciertas particularidades, al igual que las borrascas frías aisladas (BFA). La DANA básicamente es una gota fría totalmente aislada de la circulación del oeste, por lo que suele presentar un movimiento muy errático, lo que nos suele provocar muchos dolores de cabeza a la hora de hacer la previsión. Ante esta situación, numerosas personas se alarmaron y se preguntaban cómo era posible que tuviéramos una gota fría en invierno.
¿Hay que tener miedo o alarmarse ante una gota fría? Rotundamente, no. En la sociedad española ha calado el concepto de gota fría como sinónimo de lluvia torrencial y catastrófica. Esto es una idea equivocada, que está extendida por los medios de comunicación tras los episodios de lluvias torrenciales en el litoral mediterráneo durante la década de los 80 del pasado siglo, y especialmente tras la Pantanada de Tous. El concepto de gota fría como tal, apareció hace más de 100 años en la escuela alemana de meteorología, y en ninguna de las sucesivas definiciones realizadas por climatólogos y meteorólogos mencionaban que se trataba de algo de consecuencias catastróficas. Las definiciones más conocidas las podemos ver en la siguiente tabla.
Como vemos, durante las décadas de los años 20 y 30 del pasado siglo, Köppen y Scherhag ya proponían unas definiciones que son casi idénticas a las que hoy utiliza AEMET, y también resultan muy interesantes las aportaciones realizadas por el gran Mariano Medina. Por desgracia, incluso entre los organismos oficiales parece que el concepto de gota fría se ha convertido en algo tabú, cuando no debería ser en absoluto así, y como comunicadores y divulgadores deberíamos intentar corregir el problema del mal uso del término, en vez de inventar nuevos conceptos o siglas que entendemos los meteorólogos o climatólogos, pero no la población. También habría que explicar que las precipitaciones de alta intensidad horaria se pueden producir con situaciones asociadas a vaguadas o eventos de lluvias cálidas
¿Qué es una gota fría? Resumiendo en pocas líneas, se trata de una parte de una vaguada (lengua de aire frío en capas medias-altas, para entendernos) que se ha acabado desgajando, en un movimiento similar a lo que vemos cuando el agua gotea. Este nuevo elemento (gota fría) puede quedar totalmente aislado de la circulación del oeste, o no. Su formación está relacionada con ondulaciones muy marcadas del jet stream, que se traducen en una sucesión de vaguadas (aire frío e inestabilidad) y dorsales (aire cálido y estabilidad), por lo que si la circulación acompaña se pueden descolgar en cualquier época del año. Y esto es a grandes rasgos lo que es una gota fría, ni más ni menos.
Para que se produzcan lluvias torrenciales, poniendo de ejemplo el Mediterráneo, tienen que coincidir una serie una serie de factores, como son vientos de levante de gran recorrido marítimo, relieves y valles dispuestos de forma perpendicular a los vientos llovedores, un elevado gradiente entre la temperatura del mar y las capas medias-altas e irrupciones de aire cálido en capas medias-bajas. Y si se dan estas condiciones, podemos tener lluvias torrenciales en cualquier época del año. Todo esto además de la gota fría o DANA en sí, que no es capaz de generar precipitaciones intensas si no se dan estos otros factores que acabamos de comentar.
Por último, e insistimos con esto, en la gran mayoría de los casos los daños materiales o pérdidas humanas están relacionados con la ocupación de zonas inundables (barrancos, albuferas...) o por actitudes imprudentes. Muchas veces se olvida, en ocasiones de forma deliberada, y es lo que más se debería de divulgar para evitar posibles errores futuros. Y es que por desgracia la gota fría o el cambio climático en general se han convertido en simples comodines para culpar a la naturaleza de errores humanos.