¿Se acabó el invierno para el almendro?
Los almendros son los primeros frutales en florecer. Su floración marca, por tanto, el fin del letargo invernal en el que las especies vegetales se mantienen en los meses más frío del año. Pero, para salir de ese reposo, necesitan acumular unas determinadas horas frío. ¿Sabes qué son?
Cada frutal tiene unas necesidades diferentes y, por tanto, habita en climas distintos. No obstante, todas ellas necesitan acumular un número de horas frío para poder completar un ciclo vital. Las horas frío se definen como el número de horas por debajo de los 7⁰C pero superiores a los 0⁰C. Por debajo de ese umbral se considera que las temperaturas no son estimuladoras. Cuando se completan, la especie sale del letargo y empieza a florecer, aunque en zonas templadas no lo hace inmediatamente. Necesita unas horas de calor para que comience este proceso. Pero, como es obvio, no todas las especies ni todas las variedades salen de este estado al mismo tiempo.
El almendro es el primer frutal caducifolio en completar este ciclo. Fue introducido en España hace ya más de 2.000 años y es típico del clima mediterráneo. Prefiere las zonas cálidas y el frío no le gusta demasiado, aunque es capaz de soportar heladas débiles. Tan solo requiere entre 100 y 500 horas frío. Es por ello, el primero en florecer.
Su floración comienza a finales de enero, aunque en la costa mediterránea es capaz de hacerlo desde el comienzo del año. Los últimos lugares en ver sus flores son las zonas del interior peninsular, con un clima continentalizado y por tanto más frío, y el norte de la Península. Hasta mediados de abril, de media, las flores no brotan en estos sectores. La parte negativa de ser el primero en florecer es que las heladas tardías pueden dañar las flores traduciéndose en consecuencias negativas sobre el fruto.
¿Qué pasa en un invierno irregular?
Temperaturas elevadas en el mes de enero pueden provocar una floración temprana. Cuando el frutal no completa las horas frío necesarias debido a las condiciones meteorológicas, se produce un desorden fisiológico. Algo así como si nosotros no durmiéramos las horas suficientes o no nos alimentáramos correctamente. Entre las consecuencias podemos destacar una floración tardía, caída de las flores más débiles, disminución de la viabilidad del polen, maduración irregular del fruto, menor producción y menor calidad. Todo ello tiene, además, una repercusión directa en el precio de la almendra y sus derivados.
Y ¿si se retrasa su floración?
Una floración tardía evitaría las heladas. No obstante, el verano le sorprendería con el fruto a medio hacer y no dispondría del agua necesaria para engordar. Podría entonces morir y perder completamente el fruto, o incluso secarse el árbol por completo. La naturaleza es sabia, y el almendro prefiere sacrificar el fruto que sacrificarse él.
Un reclamo turístico
El almendro en flor es un espectáculo más de la naturaleza que ha conseguido atraer a numerosos turistas en diferentes localidades españolas. Garrovillas de Alconétar en Cáceres, el Valle del Pop en Alicante, el Campo de Cagitán en Murcia, Guaro en Málaga, Villalpardo en Cuenca o Tejeda en Gran Canaria, son algunos municipios que celebran en nuestro país fiestas en torno a la flor de este frutal a finales de enero y a lo largo del mes de febrero.