¿Qué es la sensación térmica?
La llegada del otoño y las madrugadas con temperaturas cada vez más bajas hace que la sensación de calor o de frío entre las personas se extreme. Frío "húmedo" y "por el viento", ¿mito o realidad?
Una cosa es la temperatura que mide el termómetro o del aire y otra, a veces muy distinta, es la temperatura aparente que a nosotros nos parece que hace: la sensación de calor o de frío que sentimos los humanos.
Nuestro organismo, que se encuentra constantemente a unos 37ºC, tiene un mecanismo defensivo de regulación encargado de mantener un estado de comodidad idóneo para cada persona cuando las condiciones externas son adversas, con una temperatura ambiental demasiado alta o baja.
Esta autorregulación se realiza mediante el aumento o la disminución del diámetro de los vasos sanguíneos encargados de la circulación subcutánea. En el primer caso, cuando la temperatura exterior es alta, se consigue un mayor flujo de sangre que nos ayuda a perder calor mediante la transpiración. En el segundo, que se produce cuando la temperatura exterior es baja, se mantiene un menor flujo sanguíneo logrando retener más calor corporal.
Sin embargo, este mecanismo del cuerpo humano puede ser alterado por la aparición de elementos ambientales que dificultan su buen funcionamiento. Los principales son el viento, que ayuda a la pérdida de calor aumentando la sensación de frío, y la humedad, que perjudica la transpiración y aumenta la sensación de calor.
Sensación térmica
Toda esta incomodidad que sentimos los humanos como combinación de la temperatura ambiente con el viento y con la humedad, es lo que representamos con el concepto de sensación térmica. Pero claro, es muy distinto sentir más frío que más calor. A continuación separaremos ambos conceptos: nos referiremos a sensación térmica por efecto del viento, cuando sintamos más frío que el correspondiente al que marca el termómetro, y de sensación térmica por efecto de la humedad, cuando experimentemos una sensación equivalente a una temperatura mayor que la indicada por el termómetro.
Sensación térmica por efecto del viento
La piel del cuerpo humano tiene sobre ella una capa aislante de aire de sólo unos milímetros de espesor que ayuda al mantenimiento de la temperatura corporal. Al soplar viento se produce una reducción de esta capa y, por tanto, se acelera la pérdida de calor del cuerpo humano. Indudablemente este efecto es mucho mayor cuando la temperatura ambiente es baja y se verá favorecido con el aumento en la velocidad del viento.
Si el viento supera los 64 km/h, con temperaturas aparentes de entre -28 y -35ºC, se producen efectos adicionales peligrosos, como la posible congelación de las partes del cuerpo sin la protección adecuada en un tiempo aproximado de 30 minutos. Si esta temperatura se encuentra entre los -36 y -44ºC la situación se torna muy peligrosa, ya que las partes del cuerpo expuestas al viento pueden congelarse en diez minutos. Y si el descenso supera los -45ºC, el peligro es inminente... ¡La congelación puede producirse en menos de 5 minutos!
Sensación térmica por efecto de la humedad
Cuando la temperatura es elevada, la humedad es el elemento que aumenta la impresión de calor haciendo que la sensación térmica exceda al valor de la temperatura del aire; esto es debido a que una humedad alta dificulta o incluso inhibe el proceso de transpiración corporal. Por el contrario, si la humedad es baja se facilita la evaporación del sudor corporal, por lo que nuestro cuerpo perderá calor más fácilmente y la sensación térmica será menor que la temperatura del aire. En la tabla adjunta está representada esta variación, en la primera columna de la izquierda tenemos la temperatura en grados centígrados y en la fila superior el valor de la humedad relativa en tanto por ciento.
Igual que sucedía con la sensación térmica por frío, el índice de calor está también relacionado con posibles trastornos en la salud. Si la temperatura aparente se encuentra entre 27 y 32ºC aparecerá fatiga si realizamos alguna actividad física o con la exposición prolongada a estas temperaturas. Si se alcanza un valor de 41ºC son posibles los ataques de insolación, calambres y agotamiento por una exposición prolongada y/o por una actividad física. Y si la temperatura supera los 55ºC se pueden producir golpes de calor e insolación rápidamente.