¿Están aumentando los desastres naturales?
Hacemos un análisis de la evolución temporal de los desastres naturales y sus impactos, con información obtenida de la base de datos pública del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED).
Día a día nos enfrentamos a información sobre desastres naturales. En los últimos meses la Península Ibérica ha registrado una grave sequía, el paso de la tormenta Ana y numerosos incendios forestales. Algunos de estos sucesos han dejado víctimas mortales y elevadas pérdidas económicas.
Siempre que aparecen estos temas en los medios de comunicación, o cuando nos vemos afectados directamente por los desastres naturales, no planteamos la pregunta: ¿están aumentando? Para intentar responder a esta cuestión, hemos consultado la base de datos pública dedicada a los desastres naturales y sus impactos del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED), ubicado en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y establecido desde 1973.
Conclusiones a partir de la base de datos del CRED
En esta base de datos el criterio que se ha establecido para clasificar incidentes como desastres es que cumplan, al menos, una de las siguientes condiciones: que haya un mínimo de diez fallecidos, de al menos cien personas afectadas, la declaración de un estado de emergencia o una solicitud de asistencia internacional.
Los desastres naturales se clasifican en subgrupos como: geofísicos, meteorológicos, hidrológicos, climatológicos, biológicos y extraterrestres (impactos de meteoritos, etc.). Los tres gráficos obtenidos de esta base de datos representan la evolución temporal por desastres totales y por subgrupo: de su número (fig.1), del número de personas afectadas (fig.2) y de los impactos económicos (fig.3).
En estos gráficos podemos observar que el número de desastres naturales y su impacto, tanto a nivel de personas afectadas como económico, crecieron significativamente a partir de los años 70 del siglo pasado.
En los desastres del subgrupo de geofísica los daños alcanzaron su valor máximo en 2011 debido al terremoto de Japón. Hay otros años con un número de personas afectadas significativo en este subgrupo, pero con un impacto menor en los daños. Estos picos son resultado de los seísmos en regiones menos desarrolladas. Destacan los vividos en 1965 en Chile, 1972 en Nicaragua, 1987 en Ecuador, 2003 en Irán y 2015 en Nepal, India, Pakistán y Chile, de nuevo.
Sin embargo, hay que señalar que los desastres naturales más frecuentes son los incluidos en los subgrupos de desastres hidrológicos y meteorológicos. Estos se equiparan al subgrupo de los climatológicos, que también son normalmente responsables de los mayores daños y el mayor número de personas afectadas.
Los desastres incluidos en estos tres subgrupos de la base de datos del CRED son provocados por fenómenos meteorológicos y climatológicos extremos: tormentas con alta precipitación y viento que provocan inundaciones, caída de infraestructuras y fuertes marejadas en las zonas costeras. También por temperaturas extremas, debido a olas de calor o frío, y grandes períodos sin precipitación que originan sequías.
Cosas que pueden haber contribuido al aumento de desastres
El aumento del número de desastres naturales provocados por fenómenos meteorológicos y climáticos a lo largo del tiempo es el esperado en términos de cambio climático. Se ha observado un aumento de la temperatura a nivel global y cambios en el régimen de la precipitación, con una mayor ocurrencia de fenómenos extremos.
Sin embargo, también debemos tener en cuenta cómo han contribuido al aumento del número de desastres, a partir de los años 70 del siglo pasado, el desarrollo de los medios de comunicación y el aumento de la circulación de información sobre desastres. Muchos de los sucesos ocurridos en regiones menos desarrolladas anteriormente no se reportaban a la base de datos.
Otra de las causas del incremento de los desastres es el desarrollo mal planificado de las sociedades, que han aumentado sus vulnerabilidades. También se observa en los últimos años una disminución en el número de desastres. Teniendo en cuenta que los fenómenos extremos siguen siendo más frecuentes, puede ser indicativo de un aumento de la prevención en los países. Probablemente, como resultado de la aplicación en la mayoría de los países de las conclusiones de la Segunda Conferencia Mundial para la Reducción de los Desastres Naturales, que se celebró en Hyogo en 2005.