"Llevantadas" y lluvias torrenciales en el Mediterráneo, un clásico otoñal
Los vientos marítimos que discurren sobre las cálidas aguas del Mediterráneo Occidental son uno de los factores que contribuyen -aportando aire muy húmedo- a reforzar los episodios otoñales de lluvias que se producen a veces en la fachada mediterránea peninsular y Baleares.
Con la llegada del otoño toca estar vigilantes ante un potencial episodio de lluvias torrenciales en el Mediterráneo Occidental. Aunque cada situación meteorológica propicia para que “caiga el cielo” en algún lugar de la fachada mediterránea peninsular o Baleares presenta sus propias características, suelen confluir en todas ellas un conjunto de factores, siempre presentes en mayor o menor medida. Dichos factores pueden reducirse a tres: 1) Elevada SST (temperatura del agua superficial), 2) inestabilidad atmosférica, y 3) vientos marítimos de componente este.
Cualquiera de ellos es necesario pero no suficiente para desencadenar uno de esos episodios que casi ningún otoño suelen faltar a su cita, si bien su magnitud y alcance espacial del mismo –o de los que finalmente acontezcan– varía cada temporada; aparte de no estar únicamente restringido al periodo otoñal.
En las siguientes líneas nos centraremos en el tercer factor; relativo a los vientos cargados de humedad, haciendo antes algunas breves consideraciones sobre los otros dos, particularizando para el otoño de 2022, a punto de iniciarse (el astronómico, ya que el meteorológico lo hizo el 1 de septiembre).
Ingredientes para "cocinar" un episodio de lluvias torrenciales
La duradera y extraordinaria ola de calor marina del verano de 2022 en el Mediterráneo Occidental, con anomalías en la SST de hasta 5 y 6 ºC en algunas zonas durante bastantes días, puede, a priori, contribuir a la intensificación de las lluvias que se produzcan cuando se presenten situaciones meteorológicas propicias para ellas.
Es un hecho bien conocido que la capacidad del aire para contener vapor de agua aumenta exponencialmente con la temperatura. Un aire en contacto con una superficie marina a 28 ºC contiene mucha más humedad (no solo un poco más) que uno situado sobre unas aguas a 26 ºC, por lo que el presente año ese factor tiene más peso que otros años, en que el calentamiento del Mediterráneo Occidental no es tan grande.
En lo que respecta a la inestabilidad atmosférica (2º factor), destaca por encima de las demás la situación –“de libro”– del descolgamiento de una dana en una posición propicia (sur-sureste de la Península), como desencadenante de los principales episodios de lluvias torrenciales otoñales en el Mediterráneo que hay documentados.
La presencia de aire más frío de lo normal en la troposfera media y alta puede venir de la mano de otras muchas situaciones, en las que si se establece un flujo de vientos marítimos puede encenderse la mecha de la torrencialidad; la mayoría de las veces con carácter muy local.
Situaciones propicias para las levantadas
El establecimiento de un corredor de vientos húmedos de componente este en la fachada mediterránea se da cuando se instala un anticiclón al norte de la Península, centrado en las Islas Británicas, y una borrasca o zona depresionaria al norte de Argelia. Entre ambos sistemas de alta y baja presión queda establecido un flujo zonal que transporta aire cargado de humedad desde las cálidas aguas mediterráneas hasta las costas.
La situación sinóptica descrita puede presentar distintas variaciones, dictadas en muchos casos por la posición de la borrasca, su mayor o menor profundidad (presión mínima que alcanza en su centro) y el que esté o no asociada a una dana, como antes apuntábamos. En los casos más extremos se gestan los grandes temporales mediterráneos, entre los que destaca (aunque no fue otoñal) el desencadenado por la borrasca Gloria en enero de 2020.
Sin llegar al carácter tan excepcional que tuvo aquel histórico temporal, se van produciendo, sin solución de continuidad, muchas otras situaciones en que los vientos marítimos favorecen el desencadenamiento de episodios de lluvias intensas.
¿Qué es una "llevantada"?
Bajo el nombre popular de levantada (llevantada o llevantà [vulgarismo], en catalán), se engloba a todo el abanico de configuraciones sinópticas que genera vientos de levante en el Mediterráneo Occidental. El término no queda restringido a un levante puro (viento del este), sino a los que soplan del primer y segundo cuadrante; principalmente desde el NE al SE.
En particular y a nivel coloquial, una levantada hace referencia al fuerte temporal del NE que se desencadena a veces en las costas de Cataluña y la Comunidad Valenciana, responsable en muchos casos de episodios de lluvias fuertes y mal estado de la mar. El meteorólogo Eduard Fontserè (1870-1970) definió una levantada como un “viento fresco o fuerte del noreste, que en la costa catalana va acompañado de mal tiempo y mar grande.”
Detrás de los episodios de lluvias torrenciales que ocurren periódicamente en zonas costeras y/o aledañas del Mediterráneo Occidental, siempre están actuando los vientos de recorrido marítimo, ya que son un eficaz mecanismo de transporte de aire muy húmedo, enriquecido de vapor de agua al discurrir sobre las cálidas aguas del Mare Nostrum.