Cómo evitar en la playa el efecto succionador de la resaca
Una vez que sabemos cómo identificar los distintos tipos de oleaje, a continuación podemos aprender qué sucede cuando llegan a la orilla y conocer qué son las corrientes de resaca y cómo evitar que nos puedan dar un gran susto.
En un artículo anterior explicamos la formación del oleaje, cómo reconocerlo y cómo se agrupa para tener una descripción más sencilla de ese movimiento que, aun pareciendo caótico, no lo es. Principalmente nos referíamos a los movimientos del agua del mar más alejados a la costa.
Ahora vamos a referirnos a qué sucede cuando las olas rompen en la orilla, dando algunos consejos por si nos vemos arrastrados mar adentro y finalizaremos con la escala que nos ayuda a interpretar los partes marítimos, para saber si podremos ir o no al paseo marítimo para poder disfrutar viendo tranquilamente el oleaje.
Recomendaciones para disfrutar de la playa
En el momento de la llegada de las olas a la costa y su choque con tierra firme, habremos observado que el agua retrocede e interfiere con las otras olas directas, produciendo una situación confusa, con abundante espuma y que se conoce con el nombre de resaca.
Incluso hay ocasiones que, con un mar relativamente encalmado, los socorristas han colocado la bandera roja que prohíbe el baño; recordamos que hay tres tipos habituales de colores en las banderas que se sitúan en la playa o en sus inmediaciones y que se refieren a las condiciones para el baño.
- Bandera verde: todo en orden y nos podemos bañar.
- Bandera amarilla: debemos tener precaución dentro del agua, recomendándose hacer pie en todo momento y sin adentrarse demasiado en el mar.
- Bandera roja: indica directamente que el baño está prohibido.
Uno de los riesgos que nos estaría avisando esta última es una situación poco visible pero extremadamente peligrosa y que a lo largo del verano, principalmente, es la causante de muchos de los ahogamientos que se producen en nuestras playas, se trataría de la corriente de resaca o corriente de retorno, que es un fuerte movimiento del agua superficial o casi, que retrocede desde la zona de rompiente hacia el interior del mar y que nos puede succionar ya que su fuerza de arrastre es muy grande.
Qué hacer si me lleva la resaca
Generalmente se producen por la rotura irregular de las olas a lo largo de la cresta, llegando bruscamente a la costa con mucha energía y regresando hacia el mar por un canal a través de las olas entrantes. Su intensidad depende de la altura del oleaje y de las características topográficas de la orilla, siendo reforzadas por las mareas, por lo que pueden ser más peligrosas en marea baja.
Así que nos encontramos con un movimiento que tira de nosotros hacia mar adentro, alejándonos de la costa, este es uno de los peligros de la resaca. Otro es saber reaccionar a tiempo ante una situación de este tipo, ya que la mayoría de los bañistas entran en pánico y tratan de nadar contra la corriente, cansándose muy pronto, hundiéndose y muriendo ahogados sin tiempo para que los socorristas puedan actuar.
Para evitar estos peligros lo primero que debemos saber es como identificar estas corrientes de resaca, además de hacer caso a la bandera roja. Hay que tener en cuenta que la anchura de la zona de resaca no suele ser mucho más ancha que entre 10 a 30 metros. Estas áreas forman un “río que se aleja de la costa”, con un color ligeramente diferente al resto del mar, burbujas y, si dentro del agua hay algún objeto suelto, rápidamente será atraído por este río y alejado de la orilla.
Otro indicativo muy significativo y que si lo vemos nos indicaría claramente el área peligrosa es cuando identificamos una zona de la playa donde las olas no rompen y el agua está relativamente tranquila en relación con sus inmediaciones.
Algunos consejos generales para poder escapar si ya estamos dentro de una de estas corrientes y notamos que nos están arrastrando mar adentro son:
- Guardar la calma y no luchar contra la corriente, no podremos salir de ella antes de agotarnos.
- Nadar paralelos a la costa hasta salir del río que nos arrastra y luego acercarnos a la orilla. Nuestra prioridad es salir de la corriente que nos está alejando de la costa.
- En caso de no poder escapar, deberemos mantenernos a flote ahorrando todo lo que podamos nuestras energías.
- Dar señales de nuestra situación, gritando, agitando los brazos, para que llamemos la atención de los socorristas.
La escala que mide el oleaje
El director del Servicio Meteorológico de la Armada Británica, Henry Percy Douglas, clasificó en 1917 los diferentes estados de la mar, agrupándolos en 10 grados tomando como referencia la altura de las olas, así nació la escala Douglas que vemos a continuación.
Ahora que tenemos todas estas explicaciones estamos mucho mejor preparados para ir a la playa, pero aun así siempre debemos seguir las recomendaciones que tenemos a nuestro alcance, pronósticos del tiempo, situación de las mareas, orientación de la playa, observar el oleaje, buscar el tipo de bandera que haya y reconocer las posibles zonas peligrosas, así un día de playa seguirá siendo una jornada feliz y de disfrute.